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10 jun 2010

Escuchando a Dios

Domingo 13 de junio 2010
11º domingo de tiempo ordinario, ciclo C
San Antonio de Padua.

Dejemos entrar en nuestra casa a Dios. Que las ventanas y puertas de nuestra vida dejen pasar la voz de Dios, para que se instale en nuestro espacio y tiempo. Que Dios empape nuestra vida, como la nieve que con el calor del sol se va sumergiendo en la tierra, se va haciendo parte de la vegetación y va apagando la sed de la humanidad.
36Un fariseo invitó a Jesús a comer. Entró, pues, Jesús en casa del fariseo y se sentó a la mesa. 37En esto, una mujer, pecadora pública, al saber que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume, 38 se colocó a los pies de Jesús, y llorando comenzó a humedecer con sus lágrimas los pies de Jesús a enjugárselos con los cabellos de la cabeza, mientras se los cubría de besos y se los ungía con el perfume. 39Al ver esto el fariseo que lo había invitado, pensó: “Si éste fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues en realidad es una pecadora”. Entonces Jesús tomó la palabra y dijo:

-Simón, tengo que decirte algo.
Él contestó:
-Di Maestro.
Jesús continuó:

-Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía diez más que el otro. 42Pero como no tenían para pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Quién de ellos lo amará más?
43Simón respondió:
-Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús dijo:
-Así es .
44Y dirigiéndose a la mujer, dijo a Simón:
-¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa no me diste agua para lavarme los pies, pero ella ha humedecido mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. 45No me diste el beso de la paz, pero ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46No ungiste con aceite mi cabeza, pero ésta ha ungido mis pies con perfume. 47Te aseguro que si ella da tales muestras de amor es que han sido perdonados sus muchos pecados; en cambio, al que se le perdona poco, mostrará poco amor. 48Entonces dijo a la mujer:
-Tus pecados quedan perdonados.
49Los invitados se pusieron a pensar: “¿Quién es éste que ha perdonado los pecados?”. Pero Jesús dijo a la mujer:
-Tu fe te ha salvado; vete en paz
1Después de esto, Jesús caminaba por los pueblos y las aldeas predicando y anunciando el Reino de Dios. Los Doce iban con él y también algunas mujeres que había liberado de malos espíritus y sanado de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que había expulsado siete demonios, 3Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana, y otras muchas que lo ayudaban con sus bienes.

Lucas 7,36-8,3.
Algunas consideraciones mínimas:

1. Dispongamos a la escucha del Maestro, es el tiempo del encarnado, muerto y resucitado.

2. Disposición del corazón y de la mente

3. No pongamos límites a Dios, que Dios sea Dios.

4. Apertura a Dios, silencio desde todo mi ser

5. Que el espacio y el tiempo sea adecuado para dejarme abrazar y amar por Dios..

6. Pedir a Dios, que nos de su gratuidad

7. Que la Palabra vaya llenando mis espacios e inunde mi interior.

8. Empecemos lentamente a caminar por los peldaños para ir conociendo, reflexionando, discerniendo, orando y contemplando mi vida

Primer Momento Lectura. ¿Qué dice el texto?

a. ¿Qué palabras me llaman la atención?

b. ¿Cuáles son las palabras que más se repiten?

c. ¿Qué personajes y acciones encuentro en la lectura?

d. ¿Cuál es la situación, social, cultural, política y religiosa?

e. ¿Qué dice Jesús? ¿Cuál es el mensaje clave?

Segundo Momento Meditación. ¿Qué me dice el texto a mí, a nosotros?

Se trata de actualizar el mensaje y entrar en diálogo con el Dios que nos habla, en él, aquí y ahora. La palabra comprendida debe ser asimilada y encarnada en la propia vida. Se trata de confrontar la palabra con mi vida y con la de los demás.

a. ¿Qué diferencias y qué semejanzas encontramos entre la situación del texto y la nuestra?

b. ¿Qué dice el mensaje del texto para nuestra vida actual?

c. ¿Qué cambio de comportamiento en mi vida me sugiere?

d. ¿Qué quiere hacer crecer en mí, en nosotros?

Sería interesante resumir el texto en una palabra propia del texto. Que esta Palabra vaya movimiento la vida interior

Tercer Momento Oración: ¿Qué me (nos) hace decir a Dios el texto?

«Asimismo El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos orar como es debido y es el mismo Espíritu el que intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar”.(Rom 8,26). El creyente responde a Dios, movido por el Espíritu.

“Una vez comprendido y confrontado el texto, hay que orar con el texto, obra fundamentalmente del corazón. Hay que poner a funcionar el corazón, hablar con Dios, encarnar en la propia vida el significado del texto”.

El creyente responde a Dios, movido por el Espíritu. Puede hacerlo valiéndose de los salmos.

Cuarto momento Contemplación: ¿Cómo Dios en el texto cambia mi mirada o nuestra mirada?

La contemplación como una nueva manera de ver, observar y analizar la vida, los acontecimientos y la historia personal y comunitaria: mirar el mundo desde los ojos de Dios. “La contemplación, oración de quietud. Dejarse inundar por el contenido de la Palabra de Dios. Es la obra de Dios en nosotros” .

La palabra de Dios exige una respuesta. ¿Cuál es mi respuesta?

Acción de gracias.

Señor Jesús, te agradezco esta oportunidad de entrar en contacto con tu Palabra,
Jesús, pastor de la paz, te agradezco que me hayas hablado en este tiempo de mi vida.
Señor Jesús, Maestro cercano y amigo, te agradezco la fuerza del Espíritu Santo, sin Él mi debilidad me habría sobrepasado.
Jesús, Buena Noticia del Reinado de Dios, que haces nuevas todas las cosas, te agradezco que despiertes mi quietud y desbloquees mis blindajes, para despertar y caminar con una nueva mirada de la vida, del entorno, de mi prójimo, de mi familia, de mi comunidad.

Jesús, agradezco tu compromiso por la vida. Que tu Palabra despierte en mi el compromiso por cuidar, defender y proteger la vida.

Fuente:Vicaría Sur
Diacono: Sr Pedro Moraga