Publicamos el texto de la presentación realizada este martes 5 en Roma, por el Director de Comunicaciones y Prensa de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro Castro, en la segunda jornada del Congreso de Prensa Católica.
Roma, 05/10/2010
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El director de comunicaciones y prensa de la Conferencia Episcopal de Chile, comenzó su intervención agradeciendo los dones de la V Conferencia General del Episcopado de Latinoamerica y El Caribe de Aparecida, un nuevo Pentecostés para la Iglesia del continente.
Un renovado impulso a comunicar
El impulso misionero que brota de Aparecida, continuó Jaime Coiro, está significando una profunda renovación en nuestra Iglesia. No sólo en el fundamento de nuestra misión, que es Jesucristo nuestro tesoro, sino también en el ardor de nuestros métodos.
“Y a nosotros, comunicadores de la Buena Noticia, esta moción del Espíritu nos ha tocado en lo más crucial. Ante todo, porque Aparecida nos viene a recordar que, desde la mirada creyente, no hay comunicación posible si ella no procura y facilita la comunión; que no hay verdadera comunicación si no se suscita el encuentro entre las personas. Podrá existir a nuestro alrededor un amplio flujo de información e intercambio de datos; pero sólo cuando nos hacemos entrega obsequiosa de nosotros mismos, sólo cuando nos regalamos, nos comunicamos. Sólo el acto de darnos nos pone en verdadera sintonía, empatía, con el hermano, con la hermana”.
Una prensa católica desde el espíritu de Aparecida
Los medios de comunicación de Iglesia, por supuesto que están siendo interpelados por este nuevo impulso misionero. De esta manera, “la prensa católica de hoy no puede continuar respondiendo a los paradigmas culturales y eclesiales de ayer. Como señala Aparecida, ‘no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos’ (DA 548). Por eso tampoco nuestros medios pueden seguir acomodados en un lejano palco crítico de la sociedad y de la actualidad, o en un púlpito elevado y distante, incapaz de tocar la realidad, de mirar a las personas a los ojos, de escuchar las voces, también las detractoras, de entrar en un diálogo enriquecedor, humanizante y fraterno, el mismo que el Señor sostuvo con la sociedad de su tiempo”.
La vocación de la Prensa Católica
Así, Coiro concluye que “una prensa católica fiel a su identidad y a su vocación (que es, por esencia, misionera) no puede desentenderse de la historia que viven sus pueblos. Y tampoco podría, entonces, desentenderse de la historia particular que vive la Iglesia, no exenta de dolores ni de vergüenzas, pero de igual modo una historia de gracia en este tiempo misionero”.
“Se trata de hacer comprensible la novedad del Evangelio a una sociedad en constante cambio, a un público adulto que busca respuestas adultas, que clama y demanda a su Iglesia, como a cualquier institución de la sociedad, el valor de la coherencia. Y esa coherencia pasa necesariamente por una renovada identidad de quienes comunican desde la Iglesia, una Iglesia que sale al encuentro de las personas”.
Imprimir nuestra esperanza
Al concluir, Jaime Coiro compartió con los presentes, una esperanza impresa: “esta bandera chilena, donde han estampado su firma, 700 metros bajo tierra donde están atrapados, 33 hermanos nuestros que se alegran en escribir para agradecer la comunión y la esperanza”.
Fuente: Prensa CECh