Entre ellos, estuvieron presentes los niños de la
Acción Católica de la diócesis de Roma, que dedican el mes de enero al
tema de la paz; al término de la oración mariana, dos de estos niños
leyeron un mensaje y liberaron dos palomas, símbolo de paz, desde la
ventana del Papa.
Benedicto XVI introdujo el rezo del Ángelus con una breve reflexión sobre la lectura evangélica de hoy, en la que San Marcos narra la predicación de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, con la curación de un hombre poseído por un "espíritu impuro" que reconoce al Mesías. "En poco tiempo -explicó el Papa- la fama de Jesús se difunde por toda la región, que Él recorre anunciando el Reino de Dios y curando enfermos de todo tipo: palabra y acción. (...) La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad sobre sí mismos. (...) Además, Jesús une a la eficacia de la palabra la de los signos de liberación del mal. (...) La autoridad divina (...) es el poder del amor de Dios que crea el universo y, encarnándose en el Hijo Unigénito, descendiendo hasta nuestra humanidad, sana el mundo corrompido por el pecado".
El Santo Padre observó que, a menudo, la autoridad significa para el hombre "poder, dominio, éxito". En cambio, "para Dios la autoridad significa servicio, humildad, amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina a lavar los pies de los discípulos, que busca el verdadero bien del hombre, que cura las heridas, que es capaz de un amor tan grande como para dar la vida, porque es el Amor. (...) Invoquemos con fe a María Santísima para que guíe nuestros corazones hacia la misericordia divina, que libera y sana nuestra humanidad, colmándola de gracia y benevolencia con la potencia del amor".
Después del Ángelus, Benedicto XVI recordó tres eventos que se celebran hoy. En primer lugar, en Viena, la beatificación de Hildegard Burjan, "laica, madre de familia, que vivió entre los siglos XIX y XX, fundadora de la Sociedad de las Hermanas de la 'Caritas Socialis'. Alabemos al Señor -dijo el Papa- por este hermoso testimonio del Evangelio".
Asimismo, este domingo es la Jornada Mundial de los Enfermos de lepra. Benedicto XVI les manifestó su cercanía y apoyo: "Quisiera alentar a todas las personas afectadas por esta enfermedad, así como a cuantos les asisten y a quienes se esfuerzan por eliminar la pobreza y la marginación, que son las verdaderas causas de la permanencia de la enfermedad".
En tercer lugar, hoy también se celebra la Jornada internacional de intercesión por la paz en Tierra Santa: "En profunda comunión con el Patriarca Latino de Jerusalén y con el Custodio de Tierra Santa, invoquemos el don de la paz para aquella Tierra bendecida por Dios".
El Pontífice saludó también a los peregrinos en varias lenguas. Dirigiéndose a los fieles polacos, recordó que el próximo jueves, día 2, se celebra la Jornada de la Vida Consagrada: "Agradecidos a los religiosos y religiosas por su ministerio de oración, y por la actividad caritativa y apostólica de la Iglesia, oremos por las nuevas vocaciones. Que el Espíritu Santo suscite en muchos corazones el deseo de dedicarse totalmente a Cristo".
Fuente: Servicio Informativo Vaticano
Benedicto XVI introdujo el rezo del Ángelus con una breve reflexión sobre la lectura evangélica de hoy, en la que San Marcos narra la predicación de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, con la curación de un hombre poseído por un "espíritu impuro" que reconoce al Mesías. "En poco tiempo -explicó el Papa- la fama de Jesús se difunde por toda la región, que Él recorre anunciando el Reino de Dios y curando enfermos de todo tipo: palabra y acción. (...) La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad sobre sí mismos. (...) Además, Jesús une a la eficacia de la palabra la de los signos de liberación del mal. (...) La autoridad divina (...) es el poder del amor de Dios que crea el universo y, encarnándose en el Hijo Unigénito, descendiendo hasta nuestra humanidad, sana el mundo corrompido por el pecado".
El Santo Padre observó que, a menudo, la autoridad significa para el hombre "poder, dominio, éxito". En cambio, "para Dios la autoridad significa servicio, humildad, amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina a lavar los pies de los discípulos, que busca el verdadero bien del hombre, que cura las heridas, que es capaz de un amor tan grande como para dar la vida, porque es el Amor. (...) Invoquemos con fe a María Santísima para que guíe nuestros corazones hacia la misericordia divina, que libera y sana nuestra humanidad, colmándola de gracia y benevolencia con la potencia del amor".
Después del Ángelus, Benedicto XVI recordó tres eventos que se celebran hoy. En primer lugar, en Viena, la beatificación de Hildegard Burjan, "laica, madre de familia, que vivió entre los siglos XIX y XX, fundadora de la Sociedad de las Hermanas de la 'Caritas Socialis'. Alabemos al Señor -dijo el Papa- por este hermoso testimonio del Evangelio".
Asimismo, este domingo es la Jornada Mundial de los Enfermos de lepra. Benedicto XVI les manifestó su cercanía y apoyo: "Quisiera alentar a todas las personas afectadas por esta enfermedad, así como a cuantos les asisten y a quienes se esfuerzan por eliminar la pobreza y la marginación, que son las verdaderas causas de la permanencia de la enfermedad".
En tercer lugar, hoy también se celebra la Jornada internacional de intercesión por la paz en Tierra Santa: "En profunda comunión con el Patriarca Latino de Jerusalén y con el Custodio de Tierra Santa, invoquemos el don de la paz para aquella Tierra bendecida por Dios".
El Pontífice saludó también a los peregrinos en varias lenguas. Dirigiéndose a los fieles polacos, recordó que el próximo jueves, día 2, se celebra la Jornada de la Vida Consagrada: "Agradecidos a los religiosos y religiosas por su ministerio de oración, y por la actividad caritativa y apostólica de la Iglesia, oremos por las nuevas vocaciones. Que el Espíritu Santo suscite en muchos corazones el deseo de dedicarse totalmente a Cristo".
Fuente: Servicio Informativo Vaticano