MINUTO
DOMINICAL
“¡Hablar entre los nuestros¡”
01 de Julio
de 2015.
Domingo 14°
del Tiempo Ordinario- Ciclo “B” –
Evangelio de
San Marcos 6, 1-6
Jesús se dirigió a su pueblo,.. y comenzó a enseñar en la sinagoga
, y la multitud lo escuchaba asombrada. Pero minutos después, luego del asombro inicial, y
tal vez de un gesto de buena educación momentáneo, surgen las críticas
inmediatas. No es fácil hablar entre los nuestros. No es fácil hablar a
aquellos más cercanos con quienes estamos en contacto habitualmente, diariamente, que los conocemos y nos conocen. No es fácil
hablar entre los de nuestro pueblo y nuestros cercanos. "¿De dónde le viene todo esto? ¿Y qué pensar de la sabiduría
que ha recibido, con esos milagros que salen de sus manos? Pero no es más que el carpintero, el hijo de
María; es un hermano de Santiago, de José, de Judas y Simón. ¿Y sus hermanas no
están aquí entre nosotros?"Se escandalizaban y no lo reconocían.No es fácil hablar entre los
nuestros, por ellos y su actitud ante nosotros cuando hablamos de nuestra
fe y de nuestra vida cristiana, o por
nosotros porque nunca lo hacemos por
cobardía. ¡No es fácil¡


No es fácil
hablar al esposo o a la esposa de
nuestra fe. Compartir con él o con ella la vida de fe, invitarle a participara
en la iglesia, animarle o animarla a ir
a la eucaristía dominical, comprometerle en una acción solidaria que le
ocupe un rato del sábado o del domingo. Muchos me dirán que ya conocen, de
antemano, la respuesta a esa invitación. No es fácil conversar de mi comunidad,
de mi parroquia, con mis vecinos que pronto me sacan todas las críticas a la
Iglesia y me responden que no tienen tiempo y que para ellos el domingo es para
la familia, aunque sea solamente para
dormir. No es fácil, cuando surge el tema de la Iglesia, con los
compañeros de trabajo, en el trabajo mismo
o en encuentros diversos de
convivencia, paseos, cumpleaños o vacaciones. No me siento bien cuando surge el
tema y me llueven las críticas de todos, aunque ellos sean bautizados católicos.
No es fácil hablar entre los nuestros cuando en el colegio como apoderado
expreso lo que pienso, en el supermercado hago un comentario, en un lugar
público, o en una carta al diario, me atrevo a expresar mi opinión sobre mi fe,
sobre la justicia social, la defensa de la vida, el derecho a expresar mi fe en
público, a acompañar un enfermo en un hospital, … me retrucan que la fe es una cosa de la vida
privada. Que eso es personal mío y que no es el espacio para intervenir. Como
si esa opinión fuera más o menos privada, por ser mía, que es mi número de
carnet, mi filiación política, mi opción sexual, mi dirección, mi número
telefónico… que están protegidos por la ley. Todo ello es privado porque es
mío. Y todo ello yo lo hago público cuando y como quiero, como derecho humano
fundamental y expresión de mi libertad individual y convicción más personal y
de mi fe. Mi fe es privada porque es mi opción y es pública porque, igualmente,
es mi opción. Es mi fe y la expreso donde y cuando la exigencia de la misma
está en juego. En público y en privado. En la comunidad y en la sociedad.
No es fácil hablar entre los nuestros.Jesús se admiraba de cómo se negaban a creer. ¿No nos creen? ¡Porque no son
convincentes nuestras palabras y nuestra vida¡ ¡Porque no nos atreveos a hablar¡ Muchas veces nos dicen el refrán
que de este texto ha surgido:"Nadie es profeta en su tierra, entre sus parientes y en
su propia familia." Y lo hemos verificado. En otras ocasiones,
y son muchas más, somos profetas del silencio, profetas miedosos, nos callamos,
nos silenciamos solos. O por no estar convencidos de lo que decimos profesar o
porque nos da miedo el juicio de quienes nos escuchan, o porque no queremos,
siquiera, que conozcan nuestro compromiso de fieles católicos. No es fácil
hablar entre los nuestros, Por ellos y por nosotros. De ellos, en ocasiones, no
podemos esperar más si no comparten la fe. ¡De nosotros mismos podemos esperar
más, esperaría el Señor más, tomando en cuenta lo que Él Maestro hace en su pueblo¡. Cada uno de
nosotros deberá responderse a sí mism@ y al Señor. Buen domingo compartiendo la
fe en su familia, su pueblo. Saludos.

