MINUTO DOMINICAL:
“La viña del Señor es mi Comunidad”
Domingo 5 de Octubre de 2008
Domingo 27º Durante el Año: Evangelio de San Mateo 21, 33-46
Las viñas están comenzando a brotar en Chile. Las hojas van llenando los troncos que parecían muertos y comienzan a dibujarse unos pequeños racimitos que llenan de esperanza imaginando la futura cosecha que podremos ver madura y degustar después de largos meses.
Antes habíamos podado, labrado la tierra, visto pasar el invierno y la aparente muerte de la planta; y luego… la espera. Es la experiencia de este domingo. “Un hombre tenía una viña..” A la viña que invitaba a ir a trabajar domingos atrás a tantos obreros del Reino; a la viña que el Padre enviaba a trabajar a sus hijos, con la negativa de uno y luego el compromiso arrepentido y sincero, y con la palabra mentirosa del otro que promete y no cumple. “Y cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos”. ¿Tendrá nuestra viña frutos? ¿Tenemos justo derecho a esperarlos? ¿La hemos cuidado, regado, cultivado? De haberla arrendado: ¿Esperaríamos el pago debido o que nos apaleen o maten si vamos a pedirlo? “La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación predilecta”(Is 5, 7). (Primera lectura)
La viña es el Reino que brota y crece y al que somos enviados los trabajadores (Mt 20, 1-16), los hijos de todos los tiempos culturas y realidades (Mt 21, 28-32). La viña del Señor es mi Comunidad. Haga memoria: mi comunidad es una siembra y plantación de Dios, desde que unos laicos, curitas, comenzaron a visitarnos; buscamos un lugar, construimos nuestra capilla; comenzaron a nacer los grupos y a celebrar el día del Señor con la Eucaristía; la población se enteró de que había una iglesia; se organizó la solidaridad y comenzamos a invitar a la gente a compartir y vivir la fe. La viña se estaba plantando; creciendo; naciendo y haciéndose el Reino de Dios; haciendo Comunidad. ¿Qué más se podía hacer por mi viña que yo no haya hecho?(1ª Lectura) Ha pasado el Tiempo y nos hace una visita el Señor, el dueño del Reino, de la Viña, Y echa una mirada por nuestra comunidad que ya tiene, 20, 40, 75, 100 años de plantada, y… “se apoderaron de los servidores, los mataron; envió a su hijo y lo mataron. Espero de ellos equidad y hay muerte; espero justicia y injusticia”. Y el rechazo final es del Propio Hijo de Dios. “¿Por qué dio frutos agrios?”. “El Reino de Dios le será quitado a ustedes”
Y llega el Señor a nuestra Comunidad. Entra a nuestra Eucaristía Dominical y nos pregunta: Con tantos años que tiene ya esta Comunidad Cristiana: ¿Qué frutos está dando? ¿Ha crecido como comunidad? ¿Construye el Reino de Dios en nuestro tiempo con la justicia, la solidaridad, la fraternidad, el aporte al país como creyentes?. O tal vez, entra en nuestras reuniones, consejos, actividades y lo desconocemos, lo expulsamos o lo matamos? Es tiempo de dar fruto; es tiempo de comprometerse por el Reino. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.