
“Espera comprometida”
30 de Noviembre de 2008: Inicio del Año Litúrgico - Ciclo Anual “B”
Primer Domino de Adviento: Evangelio de San Marcos 13, 33-37
A Elvira, futura mamá, le cambio la vida desde el momento en que conoció que venía encamino su primer hijo. Su mirada se convirtió en futuro. Su pensamiento era “EL”, el hijo que vendría. Su corazón cambió el ritmo de sus latidos, y sus palabras, hasta en el silencio, hablaban con su hijo, que venía, que ya se acercaba a ella, que caminaba, que entraba en su vida, que la iluminaba y le daba un nuevo significado. ¿Cómo recibirlo? ¿Cómo prepararse? ¿Qué preparar? Su esposo José estaba aún más preocupado. Y comenzaron la aventura… .
Con María, la Sra. Luisa también inicia su espera. Adviento, o anuncio de la Venida, despierta, alerta y anima las esperanzas, de todas las esperas humanas, de las esperanzas, que la venida recordada en Navidad y esperada en los tiempos nuevos y definitivos, llenará la historia de su verdad y Señoría definitivo: Es el Señor. La espera de María, la espera de Elvira, en este “Domingo de la Espera de la Vida” con la bendición de las mamás que esperan un hijo, dan contenido al significado de este tiempo: estén prevenidos. La preparación es la clave. Algo nuevo va creciendo; la vida; la esperanza, el Dios con nosotros. Por eso mientras esperan (1 Cor 3-9. segunda lectura), comprometan su vida con la vida que viene, porque no saben cuando llagará.
Elvira pensó inmediatamente ¿Qué tengo que comprar? ¿Qué cosas necesito? ¿Qué cosas necesitará el niño? Pero luego en el silencio del sueño de su hijo descubrió que lo más valioso que tiene, que podrá darle a su hijo, es ella misma, su persona su corazón, su presencia, su vida. La Sra. Luisa estaba pensando en algo semejante. El año pasado la Navidad se nos oscureció, comprando a última hora; llenándonos de pagos a plazo que nos penaron medio año; insatisfechos por los regalos, buscando lo que cada uno exigía. ¡Se nos perdió la navidad¡ ¡Nos robaron al Navidad¡. Nos quito la tranquilidad, nos entristeció con deudas, y al final perdimos el encuentro familiar y descuidamos la gran visita, la gran esperanza, el encuentro de la esperanza que viene. ¡Este año será diferente¡ Ya lo hemos conversado. Haremos la espera, El Adviento juntos, en familia, encendiendo cada domingo una vela de las esperanzas de nuestra familia, alegrándonos en su venida, y dejando que sea Él, su persona, quien sea el verdadero regalo del creyente: Cristo la vida de Dios entre nosotros. Y… Elvira gozó con el nacimiento de su hijo, La Sra. Luisa vivió una navidad jamás soñada y María, ¡ni hablar¡, la navidad que siempre ha vivido. ¿Qué Navidad vive usted’ ¿Qué navidad prepara en su adviento? ¡Que no le roben la Navidad¡. Gracias.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
30 de Noviembre de 2008: Inicio del Año Litúrgico - Ciclo Anual “B”
Primer Domino de Adviento: Evangelio de San Marcos 13, 33-37
A Elvira, futura mamá, le cambio la vida desde el momento en que conoció que venía encamino su primer hijo. Su mirada se convirtió en futuro. Su pensamiento era “EL”, el hijo que vendría. Su corazón cambió el ritmo de sus latidos, y sus palabras, hasta en el silencio, hablaban con su hijo, que venía, que ya se acercaba a ella, que caminaba, que entraba en su vida, que la iluminaba y le daba un nuevo significado. ¿Cómo recibirlo? ¿Cómo prepararse? ¿Qué preparar? Su esposo José estaba aún más preocupado. Y comenzaron la aventura… .
Con María, la Sra. Luisa también inicia su espera. Adviento, o anuncio de la Venida, despierta, alerta y anima las esperanzas, de todas las esperas humanas, de las esperanzas, que la venida recordada en Navidad y esperada en los tiempos nuevos y definitivos, llenará la historia de su verdad y Señoría definitivo: Es el Señor. La espera de María, la espera de Elvira, en este “Domingo de la Espera de la Vida” con la bendición de las mamás que esperan un hijo, dan contenido al significado de este tiempo: estén prevenidos. La preparación es la clave. Algo nuevo va creciendo; la vida; la esperanza, el Dios con nosotros. Por eso mientras esperan (1 Cor 3-9. segunda lectura), comprometan su vida con la vida que viene, porque no saben cuando llagará.
Elvira pensó inmediatamente ¿Qué tengo que comprar? ¿Qué cosas necesito? ¿Qué cosas necesitará el niño? Pero luego en el silencio del sueño de su hijo descubrió que lo más valioso que tiene, que podrá darle a su hijo, es ella misma, su persona su corazón, su presencia, su vida. La Sra. Luisa estaba pensando en algo semejante. El año pasado la Navidad se nos oscureció, comprando a última hora; llenándonos de pagos a plazo que nos penaron medio año; insatisfechos por los regalos, buscando lo que cada uno exigía. ¡Se nos perdió la navidad¡ ¡Nos robaron al Navidad¡. Nos quito la tranquilidad, nos entristeció con deudas, y al final perdimos el encuentro familiar y descuidamos la gran visita, la gran esperanza, el encuentro de la esperanza que viene. ¡Este año será diferente¡ Ya lo hemos conversado. Haremos la espera, El Adviento juntos, en familia, encendiendo cada domingo una vela de las esperanzas de nuestra familia, alegrándonos en su venida, y dejando que sea Él, su persona, quien sea el verdadero regalo del creyente: Cristo la vida de Dios entre nosotros. Y… Elvira gozó con el nacimiento de su hijo, La Sra. Luisa vivió una navidad jamás soñada y María, ¡ni hablar¡, la navidad que siempre ha vivido. ¿Qué Navidad vive usted’ ¿Qué navidad prepara en su adviento? ¡Que no le roben la Navidad¡. Gracias.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.