
03 de Mayo de 2009. Domingo 4º de Pascua - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Juan 10, 11-18 – Domingo del Buen Pastor
Los pastores que salen cada jornada al campo con su hato de unas cien ovejas no tienen demasiada buena fama en Israel, son de la clase social más baja, y se les considera los responsables de las pérdidas y robos del rebaño, cuando no los causantes de los mismos. Son retratados en el “jornalero” del evangelio de este Domingo: como no es el pastor y no le pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo abandona las ovejas y huye.. .. no se preocupa por las ovejas. Pero, a la vez, pastor, se denomina en Israel a Jacob, al rey; el mismo Dios se lo aplica a sí mismo (Sal 23,3; 28,9; 78,53; i.e. 49,10; 58,11) pues ‘conduce’, ‘guía’ a su pueblo a lo largo de la historia. Pastores se denomina a los guías: autoridades, profetas, sacerdotes, en la comunidad de Israel (Ez 34).
Jesús se lo aplica a sí mismo, conocedor de que su auditorio está al tanto del uso de esta imagen o símil en el AT, y de que es Dios mismo quien asume esta personalidad de guía, pastor, conductor, cabeza, quien va delante, de su pueblo, y se lo aplica como el pastor mesiánico esperado (‘Yo mismo seré el pastor de mis ovejas’ Ez 34, 15) Yo soy el buen pastor. Pero en el relato de San Juan se añade un calificativo. Yo soy el “BUEN” pastor. Suele traducirse por bueno, pero este pastor “bueno”: “kalós”, término que se aplica los héroes prominentes y destacados por sus cualidades presencia y acciones; es más que simplemente lo que expresa ‘bueno’ en nuestro lenguaje: es noble, glorioso, perfecto, excelente, prototipo de pastor, modelo, de calidad suma y exclusiva, es calidad premium. Este término “Kalos” es el origen de nuestro concepto de ‘calidad’; lo que tiene valor interior, por lo que es y su real servicio y consistencia.
Y Jesús es el BUEN PASTOR. Su nobleza, gloria, perfección, excelencia, singularidad de ser prototipo de pastor, modelo; su calidad suma y exclusiva: ser el máximo en la escala o premium, se verifica en su modo de ejercer este pastoreo. El Buen Pastor da su vida por sus ovejas, su gestión, animación o conducción, no tiene como centro su propia persona sino el rebaño a quien sirve y a quien encabeza. Yo doy mi vida. Nadie me la quita. Tengo el poder e darla. Por eso su vida y su persona quedan dependientes, al servicio, del rebaño que le da la entidad de pastor y sin el cual no posee ni siquiera el nombre. Yo soy el Buen Pastor: conozco a mis ovejas. La calidad del Buen Pastor es calidad humana, de conocer, compartir la vida, acompañar, preguntar, hacerse presente. Y mis ovejas me conocen. Se entabla esta relación personal, que personaliza y saca del posible borreguismo del rebaño, anónimamente considerado. Ninguna oveja es extraña o desconocida: ‘Tu me conoces y me sondeas, conoces todas mis acciones, aún de lejos te das cuanta de lo que pienso (Sal 139 (138)). Tengo otras ovejas que no son de este redil. La puerta está siembre abierta. Puede que alguna se pierda por ello y se vaya, pero a la vez toda persona que busca encontrará siempre una puerta abierta, una invitación. No es un cerco o muralla que separa, ‘Yo soy la puerta’ (Jn 10, 9), sino que el Pastor es un facilitador, que propone el encuentro y la entrada a la comunidad. Y las debo conducir también. Pastorear, guiar, acompañar, conducir,.. también a quienes consideran al Maestro como guía, referente, y se consideran guiados y guiadas por Jesús y no siempre compartiendo el redil con nosotros, y ¿por qué?, ¿negaremos al Pastor ‘kalós’ que las atienda, las escuche las guíe? Conocen mi voz. Sintonía fina y dedicada del Maestro que conoce nuestra voz. ¿Cuántas son las personas que reconocen mi voz por teléfono? El Maestro es una de ellas. Desde lejos. En la espesura del bosque. En la oscuridad. En los caminos o valles oscuros (Sal 23(22), 4). En mis gritos y sufrimiento: reconoce mi voz; en mis angustias y soledades: reconoce mi voz. ¿Reconozco yo la suya?
Jesús BUEN PASTOR: un guía de excelencia y calidad suma. Este es el modelo de comparación, la imagen con la que cada copia, cada pastor humano, debe, debemos, cotejarnos. Todo pastor y cada pastor: el papa, obispos, presbíteros, diácono, ministros laicos, catequistas, servidores, animadores, cristinos de calidad… Yo soy el “KALOS” PASTOR. EL BUEN PASTOR. EL PASTOR DE CALIDAD. Esto es lo que está en juego. La calidad. Calidad de la vida entrega del pastor. Calidad en el personalizar y conocer a cada seguidor. Calidad para abrir puertas a quien está fuera. Calidad para conducir por las sendas del Maestro, no por los caminos personales. Calidad para acercar el oído y distinguir y conocer las voces, peculiares, de cada silencio. El pastoreo hoy día es cuestión de “kalós” de calidad de vida como el Maestro. Por eso oramos en este Domingo por las Vocaciones. Para que El mismo Señor, regale su Iglesia pastores de calidad. ¿Pastor de calidad? ¿Cristiano de calidad? En ello se juega la calidad de nuestra Iglesia. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.