
“De ‘dos en dos’ ”
12 de Julio de 2009. Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 6, 7-13
Salimos de “a dos”. “Los envió de dos en dos”. No sin miedo y con bastante temor al rechazo y recepción en las casas. Aunque hoy no nos persiguen, comienza a preocuparnos y dolernos la indiferencia, la crítica, hasta la mofa. Como también recuerda Mateo, vivimos en un contexto que ya no es tan receptivo, ni está tan interesado (Mt 10, 16-290). Un “contexto cultural, social, económico, político, cambiante”, que permea e imbuye a las familias y sus miembros. Nos ha enviado la Comunidad de Discípulos al que pertenecemos revitalizando el Evangelio de este Domingo: “Jesús llamó a doce y los envió de dos en dos”. Llegamos a la primera casa. El mensaje del que somos portadores lo conocemos, hasta me atrevo a decir que intentamos seriamente vivirlo. Flaqueamos en el camino al percibir que las gentes están en sus cosas, que no notan nuestra presencia, que no nos están esperando. Surge la duda. Conversamos con mi compañero de misión: ¿Qué les llevamos? ¿Por qué estamos aquí embarcados en esta tarea? Recordamos sus dichos: “No lleven para el camino mas que un bastón, ni pan, ni provisiones, ni dinero; sólo un par de sandalias, solamente una túnica”. Ni siquiera usamos ya esas ropas. Pero, tal vez, llevamos algo de sobra. Tal vez nuestras posesiones, logros, modernidad, tecnología, consumo…., pesen más e impidan más que sandalias y túnicas para los del año 70 de nuestra era.
Santiago de Chile, 11.23 de la mañana. Sábado. Golpeamos la puerta: La paz con ustedes (Mt 10, 13) Venimos en nombre del Señor Jesús. Somos de la Comunidad de Discípulos que tiene su Templo en la Villa. La paz, el bienestar de Dios- Shalom - Los acompañe. Nos quedamos un rato en la casa. ¡Qué ofrecerles de Cristo¡ ¡Qué viven y qué los aflige o entristece¡ Conversamos. Comienzan a salir sus reclamos a la Iglesia, sus críticas, sus penas y alegrías. Nos hablan e invitan a saludar al enfermo en cama desde hace años, nos mira con una sonrisa y una esperanza en sus ojos. Los niños juegan. El esposo está en el trabajo, que se hace cada día más difícil por la crisis. Recuerdan que han pasado duros momentos en la vida de pareja por incomprensiones y no saber escucharse. Nos critican pero no nos cierran la puerta. Cosa que si nos ha pasado con los vecinos que no han querido abrirnos unas callas más al sur. Pero, a los de Jesús ya les pasó lo mismo. “Si no los reciben”, el Señor será quien juzgue su actitud y comportamiento. “Vayan a otra ciudad” (Mt 10,23). Seguimos el camino. Otra puerta y nuevas preguntas y sorpresas.
Jesús nos envío. Y la tarea nos abruma y empequeñece. ¿Cómo hacer en estas visitas a las casas lo que El pide y propone? ¿Podemos, podremos, sanar, expulsar el mal, ungir? ¡Predicar y hablar de la Buena Nueva, invitar a la conversión, nos parece más fácil aunque no se nos escuche con el corazón¡ “Prediquen, exhorten a la conversión; expulsen a mucho demonios y sanen a numerosos enfermos, ungiéndolos con el óleo”. Les llevamos la “Bendición”, el Schalom, la Buena Nueva, La Paz de Dios: “Dios está, camina, lleva sus penas y los acoge. Dios los Bendice y los sana”. La escucha se ha hecho óleo que unge sus penas, heridas y fracasos. La oración con el enfermo sanación y esperanza porque el Maestro es su compañero de camino. El intercambio y diálogo es la mutua exhortación que con la palabra de Jesús nos hacemos, ellos a la Iglesia y nosotros a su fe de bautizados. Y hasta exorcismo llegamos a hacer: expulsamos los demonios de la lejanía, de la desconfianza, de la incomprensión y del mutuo desconocimiento. ¡No hacemos milagros¡ Pero cuando vamos con el “poder” -exousia- de Jesús, ÉL HACE MILAGROS.
Nos despedimos de la familia. Lo hacemos con un cálido abrazo. Nos dicen: El Señor entró en mi casa”. Otros no nos recibieron. ¡Que más queremos¡ Seguimos. Volvemos la Capilla. Estamos en Misión Continental. ¡Vayan y hagan discípulos¡ (Mt 28, 19).
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
12 de Julio de 2009. Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 6, 7-13
Salimos de “a dos”. “Los envió de dos en dos”. No sin miedo y con bastante temor al rechazo y recepción en las casas. Aunque hoy no nos persiguen, comienza a preocuparnos y dolernos la indiferencia, la crítica, hasta la mofa. Como también recuerda Mateo, vivimos en un contexto que ya no es tan receptivo, ni está tan interesado (Mt 10, 16-290). Un “contexto cultural, social, económico, político, cambiante”, que permea e imbuye a las familias y sus miembros. Nos ha enviado la Comunidad de Discípulos al que pertenecemos revitalizando el Evangelio de este Domingo: “Jesús llamó a doce y los envió de dos en dos”. Llegamos a la primera casa. El mensaje del que somos portadores lo conocemos, hasta me atrevo a decir que intentamos seriamente vivirlo. Flaqueamos en el camino al percibir que las gentes están en sus cosas, que no notan nuestra presencia, que no nos están esperando. Surge la duda. Conversamos con mi compañero de misión: ¿Qué les llevamos? ¿Por qué estamos aquí embarcados en esta tarea? Recordamos sus dichos: “No lleven para el camino mas que un bastón, ni pan, ni provisiones, ni dinero; sólo un par de sandalias, solamente una túnica”. Ni siquiera usamos ya esas ropas. Pero, tal vez, llevamos algo de sobra. Tal vez nuestras posesiones, logros, modernidad, tecnología, consumo…., pesen más e impidan más que sandalias y túnicas para los del año 70 de nuestra era.
Santiago de Chile, 11.23 de la mañana. Sábado. Golpeamos la puerta: La paz con ustedes (Mt 10, 13) Venimos en nombre del Señor Jesús. Somos de la Comunidad de Discípulos que tiene su Templo en la Villa. La paz, el bienestar de Dios- Shalom - Los acompañe. Nos quedamos un rato en la casa. ¡Qué ofrecerles de Cristo¡ ¡Qué viven y qué los aflige o entristece¡ Conversamos. Comienzan a salir sus reclamos a la Iglesia, sus críticas, sus penas y alegrías. Nos hablan e invitan a saludar al enfermo en cama desde hace años, nos mira con una sonrisa y una esperanza en sus ojos. Los niños juegan. El esposo está en el trabajo, que se hace cada día más difícil por la crisis. Recuerdan que han pasado duros momentos en la vida de pareja por incomprensiones y no saber escucharse. Nos critican pero no nos cierran la puerta. Cosa que si nos ha pasado con los vecinos que no han querido abrirnos unas callas más al sur. Pero, a los de Jesús ya les pasó lo mismo. “Si no los reciben”, el Señor será quien juzgue su actitud y comportamiento. “Vayan a otra ciudad” (Mt 10,23). Seguimos el camino. Otra puerta y nuevas preguntas y sorpresas.
Jesús nos envío. Y la tarea nos abruma y empequeñece. ¿Cómo hacer en estas visitas a las casas lo que El pide y propone? ¿Podemos, podremos, sanar, expulsar el mal, ungir? ¡Predicar y hablar de la Buena Nueva, invitar a la conversión, nos parece más fácil aunque no se nos escuche con el corazón¡ “Prediquen, exhorten a la conversión; expulsen a mucho demonios y sanen a numerosos enfermos, ungiéndolos con el óleo”. Les llevamos la “Bendición”, el Schalom, la Buena Nueva, La Paz de Dios: “Dios está, camina, lleva sus penas y los acoge. Dios los Bendice y los sana”. La escucha se ha hecho óleo que unge sus penas, heridas y fracasos. La oración con el enfermo sanación y esperanza porque el Maestro es su compañero de camino. El intercambio y diálogo es la mutua exhortación que con la palabra de Jesús nos hacemos, ellos a la Iglesia y nosotros a su fe de bautizados. Y hasta exorcismo llegamos a hacer: expulsamos los demonios de la lejanía, de la desconfianza, de la incomprensión y del mutuo desconocimiento. ¡No hacemos milagros¡ Pero cuando vamos con el “poder” -exousia- de Jesús, ÉL HACE MILAGROS.
Nos despedimos de la familia. Lo hacemos con un cálido abrazo. Nos dicen: El Señor entró en mi casa”. Otros no nos recibieron. ¡Que más queremos¡ Seguimos. Volvemos la Capilla. Estamos en Misión Continental. ¡Vayan y hagan discípulos¡ (Mt 28, 19).
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.