“Retiro y urgencia de pastoreo”
19 de Julio de 2009. Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 6, 30-34
Regresamos cuando ya oscurecía. La tarea misionera “casa a casa” había sido larga e intensa. Volvimos a la comunidad y comentábamos lo que nos había pasado. “Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado”. Familias que nos habían conmocionado por su testimonio, su fe o su constancia en la adversidad. Quienes nos recibieron con alegría y quienes no nos han abierto la puerta. Estamos cansados y la Comunidad nos recibe y nos invita a descansar un rato y comer un poco. Han sido muchas horas de camino y de enseñanza. Lo hecho ha quedado en nuestro corazón y no paramos de hablar de lo que nos ha impactado y conmovido, y que ha quedado en la retina del corazón, superando y haciéndonos olvidar el cansancio y el tiempo pasado. Escuchamos una invitación que nos sonó a gloria: Siéntense a la mesa; tómense un café; descansen. “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Sentíamos que lo necesitábamos. Un tiempo de retiro, de paz espiritual de descanso.
Conversábamos entre nosotros esta sentida necesidad de un retiro espiritual. Siempre estamos atareados; preocupados con las tareas pastorales, familiares, laborales, … . “Tanta gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron a un lugar desierto”. Lejos de la gente; solos; con la Biblia y el paisaje; con el Maestro y la paz en el corazón; sin reloj y con tiempo para mí y para Dios.
Partimos a nuestras casas. Volvimos a nuestra tierra madre de la familia, de los hijos, del esposo o la esposa, del trabajo, de las estrecheces económicas del momento. Al verlos partir… la gente nos saludó en el camino recordando la visita que les habíamos hecho. ¡Fue larga la tarea, eh¡ ¡Gracias por haber vendo a mi casa¡ ¡Cuándo vendrán de nuevo a visitarme¡. Las voces, y hasta gritos de sus súplicas se repetían en cada paso que dábamos de vuelta a la casa. Necesitan la visita; nos esperan para este momento de intercambio y esperanza. En toda la villa, en todas las poblaciones, siguen buscando y necesitando la presencia del maestro en sus vidas. “De todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar”. La muchedumbre busca a Jesús. Parece que la jornada para Jesús no ha concluido. ”Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”. La que parecía ser la hora de poner fin a la tarea diaria se convierte en un nuevo comienzo. Están solos y abandonados; es una gran cantidad de gente; es nuestra ciudad, nuestra villa, la población que está al lado del templo de nuestra Comunidad. ¡Y le faltan pastores¡ ¡No tienen guías y ni animadores¡ ¡Son nuestros jóvenes, nuestros niños, nuestras familias, nuestros ancianos,.. sin pastoreo, sin cuidado y servicio. ¡No podemos irnos a la casa tranquilos¡ ¡Algo debemos hacer¡; para eso están los curas, dijo alguno. Y no siempre hacen bien su tarea. O no se encuentran, o están muy ocupados. ¡Ellos son los responsables¡ El profeta es a ellos a quienes llama la atención en este domingo. Su actitud es la que provoca el rechazo de Dios, el abandono de la comunidad (Jer 23, 1-6. Primera lectura de este domingo). Intervino otro hermano: nosotros también somos comunidad; también tenemos la misión de Jesús de acoger, acompañar, animar, evangelizar. Es una de las características del discípulo-misionero en este tiempo de la Misión Continental. Y otro profeta nos llama, especialmente a nosotros, a construir la comunidad, a pastorear la ciudad; a no enturbiar el agua ni el pasto de la Palabra del Señor, sino a compartirlo como rebaño del único Pastor: “Yo mismo voy a encargarme del cuidado de mi rebaño, …dice el Señor” (Ez 34, 11). En el año Sacerdotal, que la Iglesia ha convocado en este tiempo, resuenan fuertes las palabras de Jesús: ”Estaban como ovejas que no tienen pastor”. ¿Y el sacerdocio ministerial; dónde está? ¿Y el sacerdocio laical bautismal del discípulo-misionero?. “Jesús se conmovió”. ¡La ciudad nos espera¡ . Saludos.
Un minuto para Dios el Día Domingo
P. Esteban Merino Gómez, sdb.