
“Poder y servicio”
18 de Octubre de 2009. Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 10, 35-45
Íbamos de camino con Él hacia Jerusalén. Hizo referencia a su muerte y no nos agrado mucho. Nadie comentó nada al respecto (Mc 10, 32-33). En el fondo teníamos miedo. De pronto a todos nos sorprendió la pregunta que le hicieron Santiago y Juan: Queremos… ...sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Pensando que era el Mesías y en su Señorío la petición era para todos nosotros asombrosa y aunque pequeños pescadores, mostraba una perspectiva futura o una ambición sin medida. Todos reaccionamos. Los otros diez encaramos a los dos hermanos. No sé si por lo que pidieron o porque nos excluyeran de su petición. Se indignaron contra ellos, no por su petición sino porque en todos estaba la misma aspiración y de lograrlo ellos los demás nos sentíamos postergados.
En la Comunidad hay un consejo pastoral extraordinario para evaluar una actividad pastoral muy significativa. Se entabló una acalorada discusión entre los asistentes sobre quien debió tomar la decisión última de suspender una actividad: el coordinador es el último responsable; no, respondió otro es el capellán, que es quien manda, y a él no le consultaron; el animador del grupo, que era el responsable, lo pasaron a llevar; hay personas que mangonean y deciden sin autorizados y se creen con autoridad para decidir sin tener en cuenta lo que dice el consejo. No, es que hay personas que… La conversación se endurece. Comienzan los enojos y las alusiones personales. Alguien hace un comentario: ¿No se nos está olvidando dónde estamos y por qué estamos aquí? Animación, autoridad, poder de decisión,….
La comparación que nos hace Jesús nos aterriza y nos desconsuela. Nos compara con: los gobernantes, los que dominan las naciones como si fueran dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Que chasco, que frustración. ¿Tenemos las mismas aspiraciones de poder, dominio, control de los demás, como las autoridades del imperio, de la sociedad? ¿Aspiramos desde lo religioso al poder y dominio? Tal vez en la Comunidad de Marcos en el año 70 podría ser así, ¿pero entre los Doce al lado de Jesús y entre nosotros hoy también? El Maestro hace un pequeño examen de aptitud a los dos hermanos que piden tan alta dignidad y exclusividad: ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré? Su cáliz y su bautismo no parecen como blasones de triunfo sino de martirio, testimonio, entrega y muerte. De eso nos venía hablando por el camino. Y este bautismo contrasta profundamente con la petición de supremacía sobre el resto y domino sobre los demás. El consejo de la Comunidad se fue sosegando pero en el alma de cada uno de ellos quedo patente la tensión, las luchas por el control, deseos de dominio que siempre es una tentación en cada comunidad.
Esta larga “Caminada a Jerusalén”, siguiéndolo como discípulos, ha sido una gran catequesis que nos ha hecho repensar lo que significa ser discípulos y vivir la fidelidad de pareja y matrimonio; nuestra relación con el dinero y los bienes y el estilo de vida del discípulo, y ahora sobre el servicio, el poder y la autoridad entre rostros, en medio de la comunidad que estamos creando. Y su conclusión fue, como siempre, paradójica y cuestionadora para nuestra forma de pensar y de actuar: Entre ustedes no debe suceder así. Nuestra reunión tiene que ser diferente. Ahora lo entiendo. Nuestra asamblea se ha reunido por otros intereses y, claramente, tiene que ser diferente, contrastante, no dependiente de las relaciones de poder o dominio. El que quiera ser el primero que sea el servidor de todos. Está claro: las autoridades no existen, el poder sobre otro no debe existir, las dignidades son extemporáneas, la primacía tiene otro criterio: el servicio, (diafonía)a ejemplo del Maestro. ¿Dominación en la Comunidad, en la Iglesia? ¿Poder y/o autoridad como dominio? ¿Control y manipulación? El mismo Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por todos. Crear Comunidad, en tiempos de Misión, es crear una asamblea con un nuevo tipo de relaciones y de trato humano y creyente. El criterio es la tipología de Jesús en el Reino: El Servicio. ¿Cual es mi actitud de presencia: poder o servicio?. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
18 de Octubre de 2009. Domingo 29º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 10, 35-45
Íbamos de camino con Él hacia Jerusalén. Hizo referencia a su muerte y no nos agrado mucho. Nadie comentó nada al respecto (Mc 10, 32-33). En el fondo teníamos miedo. De pronto a todos nos sorprendió la pregunta que le hicieron Santiago y Juan: Queremos… ...sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Pensando que era el Mesías y en su Señorío la petición era para todos nosotros asombrosa y aunque pequeños pescadores, mostraba una perspectiva futura o una ambición sin medida. Todos reaccionamos. Los otros diez encaramos a los dos hermanos. No sé si por lo que pidieron o porque nos excluyeran de su petición. Se indignaron contra ellos, no por su petición sino porque en todos estaba la misma aspiración y de lograrlo ellos los demás nos sentíamos postergados.
En la Comunidad hay un consejo pastoral extraordinario para evaluar una actividad pastoral muy significativa. Se entabló una acalorada discusión entre los asistentes sobre quien debió tomar la decisión última de suspender una actividad: el coordinador es el último responsable; no, respondió otro es el capellán, que es quien manda, y a él no le consultaron; el animador del grupo, que era el responsable, lo pasaron a llevar; hay personas que mangonean y deciden sin autorizados y se creen con autoridad para decidir sin tener en cuenta lo que dice el consejo. No, es que hay personas que… La conversación se endurece. Comienzan los enojos y las alusiones personales. Alguien hace un comentario: ¿No se nos está olvidando dónde estamos y por qué estamos aquí? Animación, autoridad, poder de decisión,….
La comparación que nos hace Jesús nos aterriza y nos desconsuela. Nos compara con: los gobernantes, los que dominan las naciones como si fueran dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Que chasco, que frustración. ¿Tenemos las mismas aspiraciones de poder, dominio, control de los demás, como las autoridades del imperio, de la sociedad? ¿Aspiramos desde lo religioso al poder y dominio? Tal vez en la Comunidad de Marcos en el año 70 podría ser así, ¿pero entre los Doce al lado de Jesús y entre nosotros hoy también? El Maestro hace un pequeño examen de aptitud a los dos hermanos que piden tan alta dignidad y exclusividad: ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré? Su cáliz y su bautismo no parecen como blasones de triunfo sino de martirio, testimonio, entrega y muerte. De eso nos venía hablando por el camino. Y este bautismo contrasta profundamente con la petición de supremacía sobre el resto y domino sobre los demás. El consejo de la Comunidad se fue sosegando pero en el alma de cada uno de ellos quedo patente la tensión, las luchas por el control, deseos de dominio que siempre es una tentación en cada comunidad.
Esta larga “Caminada a Jerusalén”, siguiéndolo como discípulos, ha sido una gran catequesis que nos ha hecho repensar lo que significa ser discípulos y vivir la fidelidad de pareja y matrimonio; nuestra relación con el dinero y los bienes y el estilo de vida del discípulo, y ahora sobre el servicio, el poder y la autoridad entre rostros, en medio de la comunidad que estamos creando. Y su conclusión fue, como siempre, paradójica y cuestionadora para nuestra forma de pensar y de actuar: Entre ustedes no debe suceder así. Nuestra reunión tiene que ser diferente. Ahora lo entiendo. Nuestra asamblea se ha reunido por otros intereses y, claramente, tiene que ser diferente, contrastante, no dependiente de las relaciones de poder o dominio. El que quiera ser el primero que sea el servidor de todos. Está claro: las autoridades no existen, el poder sobre otro no debe existir, las dignidades son extemporáneas, la primacía tiene otro criterio: el servicio, (diafonía)a ejemplo del Maestro. ¿Dominación en la Comunidad, en la Iglesia? ¿Poder y/o autoridad como dominio? ¿Control y manipulación? El mismo Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por todos. Crear Comunidad, en tiempos de Misión, es crear una asamblea con un nuevo tipo de relaciones y de trato humano y creyente. El criterio es la tipología de Jesús en el Reino: El Servicio. ¿Cual es mi actitud de presencia: poder o servicio?. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.