
“Fin del mundo… el Padre Dios lo sabe”
15 de Noviembre de 2009. Domingo 33º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 13, 24-32
La tarde del Domingo era fresca como nos tiene acostumbrados esta primavera. A la puerta del templo conversábamos con Julio sobre estos cambios climáticos: ¡Está cambiando el tiempo¡ ¡Este año los calores vendrán en marzo¡, comentaban. ¡Es, que dicen, que ya viene el fin del mundo¡, comentó otra persona. No han oído hablar de los cambios climáticos, del calentamiento global, del deshielo de los glaciares, de la escasez de agua, y hablan hasta de guerras por el agua; de la huella del carbono o la contaminación en la producción de todas las cosas; la alineación de planetas que predicen finales del mundo, o la película, que estos días se ha estrenado, sobre el 2012 y el calendario maya, o la llegada de un asteroide que nos chocará y destruirá… Su conocimiento y convencimiento sobre estas fatídicas predicciones lo mostraban preocupado e interesado.
Junto a Pedro, Juan, Jesús y los otros, hemos llegado a Jerusalén. En el Templo, la semana pasada, hemos tenido unas profundas enseñanzas del Maestro frente a la alcancía del tesoro. Los días en Jerusalén, Marcos lo destaca en su Libro Evangelio, fueron para el maestro confrontacionales hasta el punto de arrastrarlo a la Muerte. Salíamos del Templo y uno del grupo alabó la hermosura de esta construcción. A la puerta del Templo Jesús nos sorprendió con sus palabras: En aquellos días,.. hablaba del Día del Señor, que tantas veces han anunciado los profetas. Pero mi amigo Marcos, en su Libro de Evangelio, recoge este lenguaje profético, apocalíptico, revelador, lleno de signos en los cielos y de catástrofes en las que todo el cosmos se da vuelta de forma gigantesca. Los de su tiempo, con su visión del mundo, lo entienden: algo grande sucederá. Julio encontraría en este relato la confirmación de lo que el piensa y que está sucediendo hoy: el asteroide, la conjunción de planetas, las tormentas solares predichas para el 2012, la llegada del Planeta X, que nadie ha visto,… ¡El fin del mundo¡. Claro, me dice Marcos, que ni él ni Jesús hablan del fin del mundo, sino del “Yom YHWH”, del “Día del Señor”, “Aquel día”. Conversamos con Julio la cantidad de veces que se ha pretendido saber el día y la hora el fin del mundo, más de 500 veces éste ha sido predicho y todas se han equivocado pues no ha sucedido nada: 1874, 1914, 1925, 1975, 1994, 2000, 2003, 2005, ahora piensan en 2012, 2036, 2060, 2108,.
A la Puerta del templo seguimos hablando con Jesús: Se vera al Hijo del hombre… …mandará a los ángeles y recogerá a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra… Sorprendente. En conexión con el lenguaje profético habla de la “Venida del Señor”. A los convocados no les pasa nada en medio de la catástrofe anteriormente citada. Los elegidos no viven esta catástrofe cósmica sino un gran encuentro con el Maestro a quien han conocido y seguido. No es un encuentro que se deba temer. Es un encuentro que hay que preparar y celebrar. El Maestro continúa. Nos cuenta una mini parábola, que no tienen ninguna relación con la catástrofe, con la muerte, con el terror, sino con la vida, con lo que nace y crece en silencio, que germina y se expande: como el Reino que el anuncia: Aprendan… de la higuera, cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan.. ..se dan cuenta de que ya el verano está cerca. La venida le Señor, con gran poder y gloria se manifiesta en los brotes, ramas tiernas, la primavera, la vida, renacer, brotar nuevo,…y son el signo para discernir, interpretar, comprender lo que se acerca. No se presenta el Día del Señor, Aquél Día, como destrucción sino como vida.
Pero Julio se apropia del Libro de mi amigo Marcos y me responde: Les aseguro que el fin ya está a la puerta. … esto sucederá antes que muera la generación presente. Julio me lo echa en cara: ¡esto también lo dice Jesús¡ Yo le pregunto a Marcos que estaba allí y que lo escucho. Marcos con sinceridad me responde: Sí, muchos creíamos que el Día del Señor era tan inminente que sería en nuestros tiempos; Pedro, a quien escuché, tiene que desmentirlo en sus cartas; Pablo recuerda lo mismo a la Comunidad de Tesalónica empeñándolos en olvidarse de lo cotidiano por la venida del Señor. El decir, cada generación piensa que es en su momento.
Nosotros lo esperábamos en el nuestro. Jesús sigue hablando. Lo escuchamos sin parpadear. Sólo recordaré su última frase: En cuanto al día y la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. ¡Sorprendente¡ ¡Totalmente novedoso¡ Es decir, pretender adivinar, saber la fecha por los astros o las catástrofes, es inútil. Pretender calcular el momento por los acontecimientos, guerra, terremotos, pestes, ..es vano y hasta prepotente. Pretender que calendarios, asteroides, calentamientos, fechas, nos digan algo es ilusorio. Sólo el Padre Dios lo sabe. Para Jesús es suficiente. Para mí como discípulo también. El Padre lo sabe y nosotros nos fiamos de Él. Solamente nos queda observar los brotes de la higuera, lo nuevo que viene, promover su crecimiento, con la actitud que Marcos recuerda en todo este capítulo 13: Manténganse despiertos y vigilantes (13, 33). Manténganse despiertos (13, 37). No teman. El Padre lo sabe. Manténganse despiertos y comprometidos y cuando llegue no será día de catástrofe sino de gloria.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
15 de Noviembre de 2009. Domingo 33º del Tiempo Ordinario - Ciclo Anual “B”
Evangelio de San Marcos 13, 24-32
La tarde del Domingo era fresca como nos tiene acostumbrados esta primavera. A la puerta del templo conversábamos con Julio sobre estos cambios climáticos: ¡Está cambiando el tiempo¡ ¡Este año los calores vendrán en marzo¡, comentaban. ¡Es, que dicen, que ya viene el fin del mundo¡, comentó otra persona. No han oído hablar de los cambios climáticos, del calentamiento global, del deshielo de los glaciares, de la escasez de agua, y hablan hasta de guerras por el agua; de la huella del carbono o la contaminación en la producción de todas las cosas; la alineación de planetas que predicen finales del mundo, o la película, que estos días se ha estrenado, sobre el 2012 y el calendario maya, o la llegada de un asteroide que nos chocará y destruirá… Su conocimiento y convencimiento sobre estas fatídicas predicciones lo mostraban preocupado e interesado.
Junto a Pedro, Juan, Jesús y los otros, hemos llegado a Jerusalén. En el Templo, la semana pasada, hemos tenido unas profundas enseñanzas del Maestro frente a la alcancía del tesoro. Los días en Jerusalén, Marcos lo destaca en su Libro Evangelio, fueron para el maestro confrontacionales hasta el punto de arrastrarlo a la Muerte. Salíamos del Templo y uno del grupo alabó la hermosura de esta construcción. A la puerta del Templo Jesús nos sorprendió con sus palabras: En aquellos días,.. hablaba del Día del Señor, que tantas veces han anunciado los profetas. Pero mi amigo Marcos, en su Libro de Evangelio, recoge este lenguaje profético, apocalíptico, revelador, lleno de signos en los cielos y de catástrofes en las que todo el cosmos se da vuelta de forma gigantesca. Los de su tiempo, con su visión del mundo, lo entienden: algo grande sucederá. Julio encontraría en este relato la confirmación de lo que el piensa y que está sucediendo hoy: el asteroide, la conjunción de planetas, las tormentas solares predichas para el 2012, la llegada del Planeta X, que nadie ha visto,… ¡El fin del mundo¡. Claro, me dice Marcos, que ni él ni Jesús hablan del fin del mundo, sino del “Yom YHWH”, del “Día del Señor”, “Aquel día”. Conversamos con Julio la cantidad de veces que se ha pretendido saber el día y la hora el fin del mundo, más de 500 veces éste ha sido predicho y todas se han equivocado pues no ha sucedido nada: 1874, 1914, 1925, 1975, 1994, 2000, 2003, 2005, ahora piensan en 2012, 2036, 2060, 2108,.
A la Puerta del templo seguimos hablando con Jesús: Se vera al Hijo del hombre… …mandará a los ángeles y recogerá a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra… Sorprendente. En conexión con el lenguaje profético habla de la “Venida del Señor”. A los convocados no les pasa nada en medio de la catástrofe anteriormente citada. Los elegidos no viven esta catástrofe cósmica sino un gran encuentro con el Maestro a quien han conocido y seguido. No es un encuentro que se deba temer. Es un encuentro que hay que preparar y celebrar. El Maestro continúa. Nos cuenta una mini parábola, que no tienen ninguna relación con la catástrofe, con la muerte, con el terror, sino con la vida, con lo que nace y crece en silencio, que germina y se expande: como el Reino que el anuncia: Aprendan… de la higuera, cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan.. ..se dan cuenta de que ya el verano está cerca. La venida le Señor, con gran poder y gloria se manifiesta en los brotes, ramas tiernas, la primavera, la vida, renacer, brotar nuevo,…y son el signo para discernir, interpretar, comprender lo que se acerca. No se presenta el Día del Señor, Aquél Día, como destrucción sino como vida.
Pero Julio se apropia del Libro de mi amigo Marcos y me responde: Les aseguro que el fin ya está a la puerta. … esto sucederá antes que muera la generación presente. Julio me lo echa en cara: ¡esto también lo dice Jesús¡ Yo le pregunto a Marcos que estaba allí y que lo escucho. Marcos con sinceridad me responde: Sí, muchos creíamos que el Día del Señor era tan inminente que sería en nuestros tiempos; Pedro, a quien escuché, tiene que desmentirlo en sus cartas; Pablo recuerda lo mismo a la Comunidad de Tesalónica empeñándolos en olvidarse de lo cotidiano por la venida del Señor. El decir, cada generación piensa que es en su momento.
Nosotros lo esperábamos en el nuestro. Jesús sigue hablando. Lo escuchamos sin parpadear. Sólo recordaré su última frase: En cuanto al día y la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. ¡Sorprendente¡ ¡Totalmente novedoso¡ Es decir, pretender adivinar, saber la fecha por los astros o las catástrofes, es inútil. Pretender calcular el momento por los acontecimientos, guerra, terremotos, pestes, ..es vano y hasta prepotente. Pretender que calendarios, asteroides, calentamientos, fechas, nos digan algo es ilusorio. Sólo el Padre Dios lo sabe. Para Jesús es suficiente. Para mí como discípulo también. El Padre lo sabe y nosotros nos fiamos de Él. Solamente nos queda observar los brotes de la higuera, lo nuevo que viene, promover su crecimiento, con la actitud que Marcos recuerda en todo este capítulo 13: Manténganse despiertos y vigilantes (13, 33). Manténganse despiertos (13, 37). No teman. El Padre lo sabe. Manténganse despiertos y comprometidos y cuando llegue no será día de catástrofe sino de gloria.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.