“Rey: mártir de la verdad”
22 de Noviembre de 2009. Solemnidad de Cristo Rey y Señor del Universo - Ciclo “B”
Evangelio de San Juan 18, 33-37
Hemos caminado con Jesús hasta Jerusalén. Algunos de nosotros pensábamos seriamente que Jesús, a quien comenzábamos a llamar Mesías, es decir, Ungido, Rey, a ejemplo del histórico David ungido por Samuel, era Rey. Y la entrada solemne a Jerusalén (Mc 11, 1-11) nos exaltó y ya veíamos cercano este reinado con las aclamaciones de la gente por las calles. Marcos nos deja acá en el relato. Será un testigo presencial San Juan, el Evangelista, que “era conocido del Sumo sacerdote y entró con Jesús en la casa” (Jn 18, 15). Él nos cuenta, los hechos que relatamos y que nos presentan al Maestro como Rey. Título, que a la vista de lo que contaremos, parece, cuanto menos, con un significado muy diferente a lo que esperaban los judíos para un Rey de Israel y a la opinión que nosotros tenemos sobre los reyes en nuestro tiempo, que existen.
Los reyes de nuestro tiempo, siglo XXI, tienen su vida asegurada. Sus pueblos a través de los parlamentos respectivos les han asegurado todo lo que necesitan; tiene sus propiedades; son los jefes de los ejércitos de sus estados o reinados, tienen todos los bienes que necesitan, lujos, etc. Sería impensable que uno o una de ellos fuera detenido por un imperio opresor y terminara siendo interrogado bajo tortura demandándole si él es rey. Sus ejércitos y su seguridad lo tienen debidamente preservado de tales incomodidades y exigencias.
El Discípulo Amigo, nos lleva a la sala donde se encuentra Jesús. Estamos frente a un interrogatorio realizado por el Gobernador romano. El hombre acusado se llama Jesús de Nazaret. Tiene las manos atadas como es costumbre en un reo. ¿Eres Tú el Rey de los Judíos?, es la pregunta que hace el Pretor. Es la acusación que le han hecho y por la cual se encuentra en esta situación. Jesús responde con otra pregunta que nos revela el estado de la cuestión: ¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí? Parece que es la opinión de la gente lo que lo esta condenando. Es impensable que un Rey con poder, ejercito, medios para sustentarlo, guardia personal,.. pueda terminar en esta situación sin una guerra, una batalla, un apoyo de sus tropas y de su pueblo que por Rey lo tiene. El primer contraste es que quien debería defenderlo, sus súbditos, es quien lo ha entregado: Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han entregado en misa manos. ¿Qué has hecho? Lo ha entregado su propio pueblo. No lo quiere como Rey. O no quiere este estilo de Reinado. Hay quien dice que lo ha entregado Dios a quien considera su Padre. Esto parece poco plausible pues El sigue poniéndose en sus manos, aun en el sufrimiento y el mismo Jesús ha hablado de su Padre, como Padre bueno, misericordioso, que perdona y sana. Los sumos sacerdotes lo han entregado. Ellos son el poder religioso y político en la Jerusalén ocupada por los romanos. Judas lo ha entregado y los ha conducido hasta el lugar en que estaba esa tarda en oración. Lo entrega Pedro cuando calla. Lo entregan los otros diez cuando huyen,.. El mismo Pilatos lo entrega luego para que sea crucificado (Jn 19, 16). ¡Es que nadie lo quiere como Rey! ¿Por qué, entonces, es condenado por ser o pretender ser Rey?
Esta parece ser la confusión o la realidad. Yo Soy Rey. Mi realeza no es de este mundo. Para esto he nacido y he venido al mundo. Parece que el conflicto estriba en lo que cada uno espera de este Rey Jesús y de lo que El mismo considera que significa ser Rey. Un reinado histórico, davídico, liberador de los romanos, mundano, no esta en sus cálculos ni es su proyecto. Pero afirma que El es Rey. Lo afirma de forma contundente: He venido para dar testimonio (martireo) de la verdad. Soy el Rey Mártir de la verdad. No tengo ejército, no tengo súbditos, no tengo tierras, no tengo reino, no poseo servidores o soldados que estén a mi servicio que vengan a combatir por mí, no tengo pretensiones. Soy Rey Mártir. Si quieres llamarme Rey, llámame El Rey Mártir. Puedes llamarme el Rey Testigo de la Verdad. Puedes ponerme el titulo: Rey de la Verdad. Si buscas un poco no encontraras ningún rey mártir, pues nadie que tiene poder y ejército muere mártir, sus tropas y fuerzas de seguridad se encargan de defenderlo. Estos son precisamente los rasgos distintivos de mi Reinado: El Testimonio hasta dar la vida (martirio), lo que estoy haciendo ante Pilatos, y la verdad por la que me la juego.
Juan, el Evangelista, que nos relata esta experiencia lo nombra también así en su libro del Apocalipsis: El testigo (mártir) fiel el Alfa, el Omega, El que es, el que viene. Este Rey no tiene súbditos, sino fieles, discípulos y discípulas. No tiene poder sino que trae el poder de la verdad. Su Reinado esta integrado por Testigos, Mártires, buscadores y seguidores de la verdad. ¿Usted: Lo entrega o lo sigue?.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.
22 de Noviembre de 2009. Solemnidad de Cristo Rey y Señor del Universo - Ciclo “B”
Evangelio de San Juan 18, 33-37
Hemos caminado con Jesús hasta Jerusalén. Algunos de nosotros pensábamos seriamente que Jesús, a quien comenzábamos a llamar Mesías, es decir, Ungido, Rey, a ejemplo del histórico David ungido por Samuel, era Rey. Y la entrada solemne a Jerusalén (Mc 11, 1-11) nos exaltó y ya veíamos cercano este reinado con las aclamaciones de la gente por las calles. Marcos nos deja acá en el relato. Será un testigo presencial San Juan, el Evangelista, que “era conocido del Sumo sacerdote y entró con Jesús en la casa” (Jn 18, 15). Él nos cuenta, los hechos que relatamos y que nos presentan al Maestro como Rey. Título, que a la vista de lo que contaremos, parece, cuanto menos, con un significado muy diferente a lo que esperaban los judíos para un Rey de Israel y a la opinión que nosotros tenemos sobre los reyes en nuestro tiempo, que existen.
Los reyes de nuestro tiempo, siglo XXI, tienen su vida asegurada. Sus pueblos a través de los parlamentos respectivos les han asegurado todo lo que necesitan; tiene sus propiedades; son los jefes de los ejércitos de sus estados o reinados, tienen todos los bienes que necesitan, lujos, etc. Sería impensable que uno o una de ellos fuera detenido por un imperio opresor y terminara siendo interrogado bajo tortura demandándole si él es rey. Sus ejércitos y su seguridad lo tienen debidamente preservado de tales incomodidades y exigencias.
El Discípulo Amigo, nos lleva a la sala donde se encuentra Jesús. Estamos frente a un interrogatorio realizado por el Gobernador romano. El hombre acusado se llama Jesús de Nazaret. Tiene las manos atadas como es costumbre en un reo. ¿Eres Tú el Rey de los Judíos?, es la pregunta que hace el Pretor. Es la acusación que le han hecho y por la cual se encuentra en esta situación. Jesús responde con otra pregunta que nos revela el estado de la cuestión: ¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí? Parece que es la opinión de la gente lo que lo esta condenando. Es impensable que un Rey con poder, ejercito, medios para sustentarlo, guardia personal,.. pueda terminar en esta situación sin una guerra, una batalla, un apoyo de sus tropas y de su pueblo que por Rey lo tiene. El primer contraste es que quien debería defenderlo, sus súbditos, es quien lo ha entregado: Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han entregado en misa manos. ¿Qué has hecho? Lo ha entregado su propio pueblo. No lo quiere como Rey. O no quiere este estilo de Reinado. Hay quien dice que lo ha entregado Dios a quien considera su Padre. Esto parece poco plausible pues El sigue poniéndose en sus manos, aun en el sufrimiento y el mismo Jesús ha hablado de su Padre, como Padre bueno, misericordioso, que perdona y sana. Los sumos sacerdotes lo han entregado. Ellos son el poder religioso y político en la Jerusalén ocupada por los romanos. Judas lo ha entregado y los ha conducido hasta el lugar en que estaba esa tarda en oración. Lo entrega Pedro cuando calla. Lo entregan los otros diez cuando huyen,.. El mismo Pilatos lo entrega luego para que sea crucificado (Jn 19, 16). ¡Es que nadie lo quiere como Rey! ¿Por qué, entonces, es condenado por ser o pretender ser Rey?
Esta parece ser la confusión o la realidad. Yo Soy Rey. Mi realeza no es de este mundo. Para esto he nacido y he venido al mundo. Parece que el conflicto estriba en lo que cada uno espera de este Rey Jesús y de lo que El mismo considera que significa ser Rey. Un reinado histórico, davídico, liberador de los romanos, mundano, no esta en sus cálculos ni es su proyecto. Pero afirma que El es Rey. Lo afirma de forma contundente: He venido para dar testimonio (martireo) de la verdad. Soy el Rey Mártir de la verdad. No tengo ejército, no tengo súbditos, no tengo tierras, no tengo reino, no poseo servidores o soldados que estén a mi servicio que vengan a combatir por mí, no tengo pretensiones. Soy Rey Mártir. Si quieres llamarme Rey, llámame El Rey Mártir. Puedes llamarme el Rey Testigo de la Verdad. Puedes ponerme el titulo: Rey de la Verdad. Si buscas un poco no encontraras ningún rey mártir, pues nadie que tiene poder y ejército muere mártir, sus tropas y fuerzas de seguridad se encargan de defenderlo. Estos son precisamente los rasgos distintivos de mi Reinado: El Testimonio hasta dar la vida (martirio), lo que estoy haciendo ante Pilatos, y la verdad por la que me la juego.
Juan, el Evangelista, que nos relata esta experiencia lo nombra también así en su libro del Apocalipsis: El testigo (mártir) fiel el Alfa, el Omega, El que es, el que viene. Este Rey no tiene súbditos, sino fieles, discípulos y discípulas. No tiene poder sino que trae el poder de la verdad. Su Reinado esta integrado por Testigos, Mártires, buscadores y seguidores de la verdad. ¿Usted: Lo entrega o lo sigue?.
Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.