MINUTO DOMINICAL
“¡Pastor y Señor que
vendrá¡”
23 de Noviembre de 2014.
SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY
DEL UNIVERSO – Ciclo A -
Evangelio de Mateo 25, 31-46
Concluimos
hoy el año litúrgico del ciclo A, comenzado en adviento del pasado año 2013.
San Mateo, nuestro guía de este ciclo dominical, concluye nuestro recorrido con
la presentación de Cristo Señor que viene: El Hijo del Hombre, el Rey, el
Pastor (Ezequiel), Cristo que entrega el Reino al Padre (Corintios).
La
esperanza de la realización de la promesa de Dios está ejemplarizada en el Hijo
del Hombre que viene y que da plenitud al gran anuncio de los profetas. Pero el
eje central de este domingo final es el Señorío o reinado de Cristo en la
plenitud de los tiempos. Este reinado es compartido con todos los fieles, los
discípul@s, fieles a la propuesta del Maestro.
Los
fieles se encuentran con el Maestro en la gran asamblea final de la historia.
Es el Señor, Rey, quien convoca y como el Pastor, hace su separación de unos y
otros según las actitudes que con Él han vivido pero realizadas en los pequeños: "En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más
pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí." ¿A quienes han servido los que son felicitados?: hambrientos, sedientos, forasteros, sin ropa, enfermos,
encarcelados,… coinciden, con bastante precisión, con
aquéllos que el papa Francisco sitúa en las periferias o contextos de pobreza,
marginación, exclusión, abandono, olvido, en nuestra sociedad moderna. El
juicio se centra en las actitudes de los discípulos con sus
prójimos, comenzando por la capacidad de descubrir estos contextos y
fronteras, periferias, que sensibilizan y, desde una indignación ética, mueven
a sensibilizar, actuar, organizar, responder a las situaciones y personas
encontradas. Y al encontrar a estas personas encontramos al mismo Cristo. Y el
rechazo: "¡Malditos, aléjense de mí y vayan al
fuego eterno, que ha sido preparado para el diablo y para sus ángeles!
Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me
dieron de beber; era forastero y no me recibieron en su casa; estaba sin ropa y
no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron." es porque ni siquiera vieron, descubrieron ni se
acercaron a los marginados y sus periferias y exclusiones.
El
Señor, el Hijo del Hombre, el Rey, Cristo que entrega el Reino al Padre
(Corintios), por eso la solemnidad de NTRO SEÑOR REY DEL UNIVERSO, es Pastor
(Ezequiel). El Rey es el punto superior de la pirámide social, el pastor es el
cimiento o base de esa estructura. Pocos pastores han sido
reyes, y pocos reyes comienzan siendo pastores, sin olvidarnos del
paradigmático David por su misión en Israel. Al Maestro, a Jesús, al Cristo,
Ungido, como lo llama Pablo tantas veces, lo vemos en su Señorío como Dios,
fundiendo esta contradicción del Señorío como Dios y Cristo y de servicio como
hombre humilde en la carne, Maestro, que pasó haciendo el bien y curando y
sanando a los enfermos, o como dice el profeta: ¡Aquí estoy, soy yo! Vengo en busca de las ovejas, yo me ocuparé de ellas
como el pastor que se ocupa de su rebaño el día en que se encuentre en medio de
sus ovejas en libertad. Yo también me ocuparé de mis ovejas y las sacaré de
todos los lugares por donde se dispersaron ese día de negras nubes y tinieblas.
Pastoreo que nos invita a realizar
en la Misión Territorial. Saludos.
P.
Esteban Merino Gómez, sdb.