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12 dic 2015

Minuto Dominical

“La alegría de la fe”     
            
13 de Diciembre de 2015 –Tercer Domingo de Adviento - Ciclo Dominical “C” –  Evangelio de San Lucas 3, 2-3.10-18

¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén¡.(Sof 34, 14-18  El tercer domingo de Adviento es el domingo de la Alegría, del Gozo, porque Dios viene. Es el domingo de la esperanza y de la juventud.  ¡Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense¡ (Flp 4, 4-7) y Pablo nos dice la razón esta  Alegría: ¡El Señor está cerca¡ El Señor está cerca, el Señor viene.

            En medio de las preguntas de nuestros tiempo, de los temores, esperanzas y desesperanzas de nuestra sociedad, el Señor está cerca. En medio de las crisis de todo tipo, económicas, políticas, climáticas y ecológicas. El Señor está cerca. Y el profeta Sofonías, en medio de las crisis y tensiones de su tiempo, avisa  a la ciudad, avisa a Jerusalén: ¡No temas, Sión que no desfallezcan tus manos¡ ¡ El Señor, tu Dios, está en medio de ti¡ Dios no está lejos; Dios no se oculta; Dios no se esconde; Dios no se mimetiza ni se disuelve en otras realidades, sueños o pesadillas: Dios no está lejos.
            Y ¿Qué hacemos entonces? Le damos una nueva oportunidad a Dios. Intentamos volver a creerle, a intentar barruntar lo que dice y a intentar escucharle y entenderle. La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer?" Quien hace esa pregunta ya se ha encontrado con el Señor y ha reconocido su misericordia. "¿Qué debemos hacer?". La gente, el pueblo, los publicanos, unos soldados,… todos preguntan, con el más sincero deseo de cambiar de iniciar una nueva vida, cuál es el camino para encontrase con uno mismo y con Dios. Gente muy diferente en sus intereses, en sus estilos de vida, en sus inquietudes. La gente sencilla de la muchedumbre; los publicanos que eran así llamados y condenados por sus pecados públicos, según los judíos; los soldados, por supuesto, legionarios romanos, con sus capas  rojas para que la sangre no se notara tanto; el pueblo, el pueblo del país, la gente sencilla del campo,… todos, sorprendentemente atentos al Maestro, y  todos de acuerdo, preguntan: "¿Qué debemos hacer?". Esto es la conversión.

            Esto es la conversión y para cada uno de ellos y para cada uno de nosotros, la conversión de adviento es una tarea diferente. Para la gente  sencilla del pueblo, vivir su fe en lo que cada día es tu tarea, trabajo, desafío de sobrevivencia, con su familia, sus campos y sus trabajos. Para los publicanos: un verdadero cambio de sus faltas y pecados. Como también el cambio de aquellos que los han etiquetado de pecadores, sin mirar la viga en el ojo propio. Para los soldados la justicia y el uso de la fuerza con la responsabilidad que la propia sociedad les ha encomendado. Para los que tienen  dos túnicas, celebrar una navidad solidaria.

            En la alegría de la fe en este domingo lo que se juga es nuestro bautismo y la coherencia de nuestras actitudes con él. Esta es la Buna Noticia que Juan, El Bautista, anuncia.
            ¡Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense¡ ¡El Señor está cerca¡ La alegría que da la fe, que nos anuncia el adviento, con la vela rosada, que hoy encendemos. ¡Vivan la alegría del adviento¡ ¡El señor viene¡. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.