MINUTO DOMINICAL: “ ¡ Camina contigo ¡”
Domingo 6 de Abril de 2008
Domingo Tercero de Pascua: Lectura Dominical : San Lucas 24, 13- 35
La micro casi llena. La mamá con su niña de 4º Básico va al colegio; el universitario con su mochila y los auriculares en sus oídos; el trabajador pensando en la labor que le espera. Y subió ÉL. Con la mirada pregunto:¿De que conversan? ¿Qué pasa en su vida? ...mis hijos; la preocupación por el trabajo; estudiar; el joven que balearon y nadie atendió;.. que vamos retrasados; ...y El escuchó, comprendía su vida, sus preocupaciones, sus anhelos, sus deseos y fracasos; y sin hablar, percibía su tristeza y su desesperanza. Eres el único que no sabe lo que pasa, lo que vivimos, le respondieron. Como si este Dios hecho carne, no conociera los caminos del hombre.
Poco a poco van entrando en confianza; el Peregrino, comienza a hablar: conozco sus tristezas; estoy en este viaje con ustedes. Cleofás y su compañera, se miran y callan. El peregrino sabe de qué habla. Pero el camino se alarga y hay que bajar de la micro. Se hace tarde para el trabajo, pero nos gusta como habla y desearíamos seguir escuchándolo; nos bajamos con Él y caminaremos unas cuadras. ¡Ven con nosotros¡ ¡Vamos en la misma dirección ¡ El peregrino los siguió otro tramo. y devolviéndoles su amabilidad los invito a su casa. A su mesa. Mientras estaba con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Ese compartir les pareció conocido. Se acordaron de la solidaridad, de la misa del domingo, de su participación en la comunidad de los discípulos de Jesús. Se levantaron al instante y volvieron a Jerusalén... contaron lo que les había sucedido y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Emaús es mi historia, tu historia; la historia de todo creyente que en la micro de nuestra vida hemos percibido esa presencia especial del resucitado; que algunas veces nos hemos dado el tiempo para escucharlo; que nos hemos sentido invitados su mesa, a su casa, a su comunidad, aunque en muchas ocasiones hemos rechazado la invitación dominical de reunirnos con sus discípulos, los que lo creen vivo y resucitado. Pero este encuentro cambia la vida, nos hace rehacer el camino, volver a empezar, y compartir lo experimentado. ¿Se ha dado cuenta que camina a su lado? ¿Lo siente y escucha? No deje pasar su invitación y siéntese con Él a la mesa. El peregrino camina siempre con Usted. Gracias.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.