MINUTO DOMINICAL: “¡Vayan, sin miedo¡”
Domingo 22 de Junio de 2008
Domingo 12º Durante el Año: Evangelio de San Mateo 10, 26-33
Seguro que ha participado alguna vez en la dinámica “temores y esperanzas”. Los temores nacen del quiebre de las seguridades y hace que nos angustiemos con perspectivas futuras que no sabríamos cómo resolver. Temo, que quien amo deje de amarme; temo, que se incendie mi casa; temo, que pueda pasarle algo a mi hijo; temo, que se enferme o muera un ser muy querido; temo, que me asalten y roben; temo, perder mi trabajo; temo,.. . Son temores del cotidiano vivir. Los discípulos de Jesús, y la Comunidad en la que vive San Mateo, hacia en año 70, también tiene temores y preocupaciones: a las autoridades (Mt 10, 17), gobernadores y reyes; a los hermanos y familiares que los entregarán (Mt 10, 21); a la gente de las ciudades y pueblos que los perseguirán (Mt 10, 11. 22).
El Evangelio de este Domingo es continuidad del llamado que hace Jesús, que proclamamos el pasado domingo. En este capítulo, San Mateo, nos transmite, palabras para tiempos difíciles, de temor; consejos de Jesús a sus discípulos, para tiempos de conflicto, de lucha, de persecución y aflicción. Van a un mundo que no es fácil y lleva cada sus propios temores y preocupaciones. Pero, ¿Por qué no hay que tener temor? ¿Qué nos hace superar, vencer el temor, el miedo?
No teman, dice Jesús, porque llevan mis palabras, la Buena Nueva, el Kerigma del acontecimiento nuevo de Cristo, que vence a la oscuridad, los secretos, la muerte y lo han gritado y testimoniado desde las azoteas. No teman, aunque esté en riesgo su vida, no pueden matar su esperanza, porque valen mucho más que los lirios y los pájaros, y están en el corazón de Dios. No teman, porque ustedes han confesado la fe, se han homologado frente al Cristo, han verificado su verdad en la fidelidad de cada día, cuando no lo han negado, ni se han dejado vencer por las exigencias del evangelio y han sido fieles. No teman, porque el Padre y Yo, caminamos a su lado y los defendemos, como nos testimonia Jeremías: “El Señor está conmigo como un guerrero temible” (1ª Lectura).
¡Vaya sin miedo¡ ¡Más fuerte que mis temores es mi seguridad en Cristo¡ Así sea.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.