“¡Podemos quedar fuera¡”
Varias veces en el Evangelio se nos
ofrece una parábola de “dos hijos” como sucede este domingo. Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al
primero para decirle: "Hijo, hoy
tienes que ir a trabajar en la viña." Y él le respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y
fue. Luego el padre se acercó al segundo
y le mandó lo mismo. Este respondió: "Ya voy, señor." Pero no fue. ¿Cuál de los dos hijos soy yo? El que se
niega en rotundo y no quiere ir pero luego cumple lo que le han pedido. El que
dice “sí” pero se miente a sí mismo y a Dios y luego no va. Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el
padre?" La negativa que luego es
conversión y acción concreta y decidida que lleva cabo lo que el Padre ha pedido o la
afirmación de palabra, que se queda en palabras, y que luego es infidelidad e
incumplimiento. "El primero." Y
podemos clarificarnos: católicos de sí
rápido pero vacío, de si verbal pero
incumplidor, de si fácil pero irresponsable, de sí indeciso que nunca hace nada
en concreto, que sí solemne en grandes celebraciones y sin obras ni acción.
Católicos de NO pero con conversión y
acción seria y comprometida. Los menos. ¿Cuál de los dos soy?
Y en el camino al Reino de los Cielos, los
publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes.
Todos sabemos que publicanos y pecadores, son pecadores, valga la redundancia, lejanos
de Dios, marginados, que es imposible que lleguen al Reino de Dios. Y El Maestro
nos lo pone como ejemplo. Porque pueden cambiar, creer, confiar en la
misericordia de Dios, idea muy querida para el papa Francisco, cambiar y ser
justos, arrepentirse y creer. Y nosotros…, como el hijo menor, pensamos que con
haber dicho de palabra “SÍ VOY” ya estamos
salvados; ya no tenemos que preocuparnos de nada más. Dios ya nos ha visto en
el templo, ya ha escuchado nuestras repetidas palabras de compromiso, ya hemos
hablado de él a otros, ya conocemos su mensaje, ya…. ya…. pero nos pueden
ganar, podemos quedar fuera si nos limitamos a hablar, no hay cambio y acción,
y las palabras quedan vacías, sin acción.
Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el
padre?": "El primero." En verdad se lo digo: Porque Juan vino a abrirles el camino derecho y
ustedes no le creyeron, mientras que los
publicanos y las prostitutas le creyeron. Ustedes fueron testigos, pero ni con
esto se arrepintieron y le creyeron. ¡Quedaremos fuera¡. ¡Las solas palabras no son
suficientes¡ Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.