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4 oct 2014

MINUTO DOMINICAL

“¡ Su viña, su Iglesia: Mi viña, Mi Iglesia ¡”

05  de Octubre  de  2014.  - 27° Domingo Ordinario – Ciclo  A -   Evangelio de San Mateo 21, 33-46

Estos últimos domingos el relato de Mateo nos lleva a la viña: Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. (Domingo 21 de Septiembre) Hijo,  hoy tienes que ir a trabajar en la viña." (Domingo 28 de Septiembre) Y.. seguimos en la viña del Señor.   Hasta lo aclamamos en la respuesta del Salmo de este Domingo: “La viña del Señor es su pueblo”

La Viña del Señor es nuestra comunidad, nuestra parroquia, nuestra Iglesia; somos los bautizados, somos los fieles, niños, jóvenes adultos, ancianos; religiosos, ministros, presbíteros, obispos, el papa,… en todos los pueblos y situaciones, en persecuciones y en tiempo de paz, en la dicha y en las aflicciones.  “La viña del Señor es su pueblo” La viña está conformada de cepas, plantas, vides independientes y a la vez cercanas y unidas, dentro de un mismo cerco que nos reúne y protege.  Y a esa viña es del Señor, Él es su dueño quien le exige porque Él: la plantó, la cercó, cavo un lagar y construyo una torre de vigilancia. Y luego la ha dejado en nuestras manos. “La viña del Señor es su iglesia”

Y volvió tiempo después. Esperaba equidad,.. esperaba justicia,.. Y en su lugar lo rechazaron: Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia. Y apoderándose del hijo, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. El  rechazo del Hijo, el rechazo del Maestro, es la actitud central de rechazo de Dios, del rechazo de Israel, de nuestro rechazo. Al venir a su Viña envió a sus servidores para percibir los frutos, y se los pidió, se los reclama, a todos los bautizados, a los religiosos y a los laicos, a los presbíteros diáconos y obispos, a los niños y a los jóvenes,… a cada uno según lo que el Señor le había encomendado en su Viña cuando nos mandó a trabajar en ella. Y no halló lo que esperaba sino rechazo y olvido. ¿Qué hará con aquéllos viñadores? … Acabará  con los miserables y arrendará la viña a otros que le entregarán los frutos a su debido tiempo. La infidelidad de los viñadores hace caducar la fidelidad de Dios. Serán otros quienes animen, gestionen, cultiven, cuiden, velen, por la viña del Señor. Serán otros quienes hereden la propiedad de Dios. ¿Seremos dignos de su confianza? ¿Somos fieles para merecerla? ¿Estamos entregando frutos a su debido tiempo? ¿Seremos desechados por indignos como iglesia, como viña, como viñadores. 
En la Semana de la Familia 2014, Dios mira la viña de mi familia y busca en ella: la oración, la súplica, al acción de gracias, .. lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, digno de honra, merecedor de alabanza,… (Cfr. Fil 4, 6-9) como Iglesia doméstica, Iglesia familiar, pequeña Viña del Señor, que somos cada familia,.. de quien Él es el Señor. “La viña del Señor es la Familia”. Saludos.


         P. Esteban Merino Gómez, sdb.