“¡ Su viña, su Iglesia: Mi viña, Mi Iglesia ¡”
Estos últimos domingos el relato de
Mateo nos lleva a la viña: Un propietario salió de madrugada a contratar
trabajadores para su viña. (Domingo
21 de Septiembre) Hijo,
hoy tienes que ir a trabajar en la viña." (Domingo 28 de Septiembre) Y.. seguimos
en la viña del Señor. Hasta lo aclamamos en la respuesta del Salmo de este Domingo: “La viña del
Señor es su pueblo”
La Viña del Señor es nuestra comunidad, nuestra
parroquia, nuestra Iglesia; somos los bautizados, somos los fieles, niños,
jóvenes adultos, ancianos; religiosos, ministros, presbíteros, obispos, el
papa,… en todos los pueblos y situaciones, en persecuciones y en tiempo de paz,
en la dicha y en las aflicciones. “La viña del
Señor es su pueblo” La viña está conformada de cepas, plantas, vides
independientes y a la vez cercanas y unidas, dentro de un mismo cerco que nos reúne
y protege. Y a esa viña es del Señor, Él
es su dueño quien le exige porque Él: la plantó, la cercó, cavo un lagar y construyo una torre de
vigilancia. Y luego la ha dejado en nuestras manos. “La viña del
Señor es su iglesia”
Y volvió tiempo después. Esperaba equidad,.. esperaba justicia,..
Y en su lugar lo rechazaron: Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su
herencia. Y apoderándose del hijo, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. El rechazo del Hijo, el rechazo del Maestro, es
la actitud central de rechazo de Dios, del rechazo de Israel, de nuestro
rechazo. Al venir a su Viña envió a sus servidores para percibir los frutos, y
se los pidió, se los reclama, a todos los bautizados, a los religiosos y a los laicos,
a los presbíteros diáconos y obispos, a los niños y a los jóvenes,… a cada uno
según lo que el Señor le había encomendado en su Viña cuando nos mandó a
trabajar en ella. Y no halló lo que esperaba sino rechazo y olvido. ¿Qué hará con
aquéllos viñadores? … Acabará con los
miserables y arrendará la viña a otros que le entregarán los frutos a su debido
tiempo. La infidelidad de los viñadores hace caducar la fidelidad de
Dios. Serán otros quienes animen, gestionen, cultiven, cuiden, velen, por la
viña del Señor. Serán otros quienes hereden la propiedad de Dios. ¿Seremos
dignos de su confianza? ¿Somos fieles para merecerla? ¿Estamos entregando
frutos a su debido tiempo? ¿Seremos desechados por indignos como iglesia, como
viña, como viñadores.
En la Semana de la Familia 2014, Dios mira la viña
de mi familia y busca en ella: la oración, la súplica, al acción de gracias, .. lo que
es verdadero, noble, justo, puro, amable, digno de honra, merecedor de
alabanza,… (Cfr. Fil 4, 6-9) como Iglesia doméstica, Iglesia
familiar, pequeña Viña del Señor, que somos cada familia,.. de quien Él es el
Señor. “La
viña del Señor es la Familia”. Saludos.
P. Esteban
Merino Gómez, sdb.