“Opciones de vida de los discípulos de Jesús” 04 de Octubre de 2015 – Domingo 27° del Tiempo Ordinario – Evangelio de San Marcos 10, 2-16
En su camino hacia Jerusalén el Maestro revela su misión y presenta sus opciones de vida a los discípulos. Como es frecuente los escuchas le hacen preguntas: En eso llegaron unos fariseos que querían ponerle a prueba, y le preguntaron: "¿Puede un marido despedir a su esposa?". El tema es de actualidad para los judíos por las diversas escuelas rabínicas y por las causales que cada una defiende para dar el libelo de repudio. Lo es también para la comunidad de Roma, comunidad de Marcos, donde el divorcio es habitual. Con sus preguntas quieren poner en aprietos al Maestro pues su opinión será criticada por unos o por otros.
Sabiendo que son conocedores de la Biblia les pregunta: "¿Qué les ha ordenado Moisés?" Contestaron: "Moisés ha permitido firmar un acta de separación y después divorciarse." Se refieren acá a una de las opiniones comunes de la tradición judía. Es un hecho que tenían esta forma de actuar por muy diversas causales según el Deuteronomio 24. Esta normativa es criticada y reformulada por Jesús para sus discípulos retomando la ley de la creación y la dignidad de la pareja. Jesús les dijo: "Moisés, al escribir esta ley, tomó en cuenta lo tercos que eran ustedes. Pero al principio de la creación Dios los hizo hombre y mujer; por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido, que el hombre no lo separe." La vuelta a la situación original de la creación es el proyecto original de Dios que la ley de Moisés había relativizado debido a ciertas circunstancias de su historia. No muy diferente es la situación en nuestros tiempos con la existencia de leyes civiles de divorcio en muchos países convirtiendo en algo liviano el compromiso de pareja. La propuesta del Maestro es una opción nueva que retoma la primera exigencia de de Dios. Ser una sola carne, una profunda unidad, indisoluble y para toda la vida. Para ello es preciso empeñarse en hacer de la vida de pareja, una vida fiel, de amor profundo, a pesar de las deficiencias de cada uno, de amor fiel, de amor abierto a la mutua ayuda y comprensión y a la generación y educación de los hijos.
Como en nuestra sociedad actual los discípulos percibían que su experiencia de vida de pareja no siempre era positiva y que las diversas situaciones y problemas que vivían les dejaban más de un interrogante. Interrogantes que también existen hoy en nuestra cultura y en nuestras sociedades y que ha motivado que la Iglesia Católica este realizando en este tiempo un Sínodo (Sínodo Extraordinario de la Familia del 4 al 25 de octubre 2015) para profundizar la vivencia del matrimonio por parte de los creyentes discípulos de Jesús. En el documento previo puesto a la reflexión en todo el mundo se nos hacían preguntas y cuestionamientos que dan razón de las búsquedas y caminos nuevos de la Iglesia para revitalizar el compromiso de pareja, para hacerla más fiel al llamado del Maestro y para acompañar a la pareja y a la familia a vivir su fe en estos tiempos en el compromiso matrimonial. El inicio, hoy, de la Semana de la familia a nivel nacional, es otro apoyo a la reflexión, con la oración y la meditación para renovar nuestras familias. Cuando ya estaban en casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo, y él les dijo: "El que se separa de su esposa y se casa con otra mujer, comete adulterio contra su esposa; y si la esposa abandona a su marido para casarse con otro hombre, también ésta comete adulterio." Esta es una opción de vida, una opción de fe. No menos fundamental es el respeto de la vida y el cuidado de los niños. Nos lo muestra con sus gestos el Maestro: Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: "Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.". Pidamos al Señor por el Sínodo de la Familia, y por todas nuestras familias. Dios las bendiga. Saludos.
P. Esteban Merino Gómez, sdb.