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29 feb 2016

MINUTO DOMINICAL



“Culpables, inactivos, responsables”                                    

28 de Febrero de 2016 –  Tercer Segundo de Cuaresma -  Ciclo Dominical “C” –  Evangelio de San Lucas 13, 1-9



En la “cuenta atrás” de la cuaresma seguimos revisando nuestra vida y cómo estamos viviendo nuestro compromiso cristiano. En medio de nuestros caminos de cada día, con dificultades y sufrimientos, como el pueblo de Israel en Egipto, a quien Dios saca  y libera de su situación, imagen del bautismo, nos dirá Pablo, que nos motiva a ser agradables a Dios y no rebelarnos como Israel en el desierto.
El Maestro lanza dos preguntas sobre el juicio de Dios y la responsabilidad de las personas y sobre sus acciones. Lo primero que hay que deslindar es la unión entre catástrofes, enfermedades, y acciones personales, consideradas las primeras como castigo de Dios, o lección al estilo de “para que aprendas” y la responsabilidad ética y moral de nuestras acciones y actitudes delante de Dios, especialmente respecto a nuestros errores, faltas o pecados y lo que nuestra conciencia y discernimiento nos expresa y el juicio de Dios sobre ellos. ¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?... ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?. Les aseguro que no. Más allá de estas dos experiencias, que no son castigo directo de Dios, como si los fallecidos fueran más pecadores que las demás personas, la pregunta, de forma indirecta, resalta la responsabilidad y el carácter universal de ser  pecadores de toda persona. La conclusión de estas dos preguntas es el motivo central del Relato: Si ustedes no se convierten, todos acabaran de la mima manera.
Conversión. Cambio. Tema central de la cuaresma. La llamada  a la conversión es el tema de este domingo. Y si  alguno de nosotros pudiera considerarse justo delante de sí mismo y delante de Dios, Jesús hace estas dos preguntas y su máxima final: Si ustedes no se convierten, todos acabaran de la mima manera. ¿Me cuesta  asumir mis errores, reconocer mis faltas, confesar mis pecados? Pereciera que es la convicción de los oyentes del Maestro. ¡Esos, ellos, los que murieron por la ejecución de Pilatos, los que perecieron por la caída de la torre, esos sí que eran pecadores y Dios los castigó¡. Pero ¡nosotros no¡, ¡yo no¡. Y nos exculpamos y resistamos a asumir y confesar nuestro pecado. Nos  creemos justos, santos,.. y aunque nos cayera una torre, no nos consideraríamos pecadores. El primer cambio, conversión, se refiere a nuestras acciones equivocadas, erróneas realizadas, de las que somos culpables.
La segunda exigencia del maestro, no se refiere a lo que hemos hecho mal, sino a lo bueno que hemos dejado de hacer, como la higuera que no da frutos; que no ha hecho aquello que debía, que se esperaba de ella. ¡Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro¡ Es el pecado de inactividad, de pasar de largo, de no comprometerse, de omisión, de dejadez, de olvido,.. de lo que raramente solemos sentirnos culpables, aceptarlo, confesarlo, y sentir la vergüenza de haber hecho algo mal. Simplemente no hemos hecho lo que debíamos y no tenemos conciencia de haber errado, pecado, de haber sido infieles. La omisión de deberes o compromisos nos cuesta más todavía y ser conscientes de lo no cumplido y asumir nuestra falta no nos resulta fácil.
Es necesario, en este domingo, revisarnos. Considerarnos inocentes y santos es mentira y soberbia. Asumir nuestro pecado nos cuesta, pero es lo justo, frente a  nosotros mismos, frente a nuestra conciencia y frente a Dios. ¡Somos culpables¡. Delante del juicio del Maestro a la higuera no podemos considerar que hemos hecho todo lo que debíamos y podíamos hacer. No siempre hemos dado frutos. Somos inactivos y nuestro pecado es la inoperancia, pecado de omisión. En el camino cuaresmal de conversión somos responsables de nuestra vida, de nuestros errores y pecados y de nuestra inoperancia falta de compromiso,  de pasar de largo; de pecado de omisión. Culpables, pecadores; inoperantes, pecadores por omisión. Responsables, llamados a la conversión en este tiempo de Cuaresma. Saludos.

P. Esteban Merino Gómez, sdb.