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2 abr 2016

MINUTO DOMINICAL

“Tomás”

 03 de Abril de 2016 –  Fiesta de Quasimodo            
Fiesta de la Divina Misericordia 

 Ciclo Dominical “C” –  Evangelio de San Lucas 20, 19-31


(Quasimodo geniti infantes) Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los hará crecer para la salvación. Aleluya. Este domingo debe su nombre a la primera palabra de la antífona de entrada de este día que hace referencia al bautismo que los catecúmenos han recibido ocho días antes, en Pascua. Los bautizados en la Vigilia Pascual eran acogidos, el domingo siguiente, con la exhortación de Pedro (1 Pe 2,2). Los bautizados se presentaban revestidos del alba que habían recibido el domingo precedente. Por esta razón, se llamaba también a este domingo "in albis", "de blanco". En Chile es una ocasión, de raigambre tradicional y campesina, de llevar la comunión, de forma solemne, a los enfermos. También este domingo se celebra la Fiesta de la Divina Misericordia, especialmente significativa en este año de la Misericordia.

Este es el domingo de Tomás. Hace una semana, el primer día de a semana, que el Señor se ha aparecido a todos los discípulos reunidos y el único ausente era Tomás que nunca creyó en esa visita del Señor Resucitado. Ocho días más  tarde… el Maestro conversa con él y lo confronta presentándose de nuevo en medio de ellos. Tomás, Tomás,…. ¡Ver para creer¡. Esta frase se ha hecho famosa por la actitud de Tomás. ¡Cuántos Tomás hay entre nosotros los creyentes¡ Tomás que dice Si no veo la marca de los clavos,.. ..no creeré. Es el Tomás que quiere verificarlo todo, tocarlo todo, que sus conocimientos y saber científico lo han hecho racionalista, hombre de pruebas, de método científico, de verificaciones, y le cuesta creer en Dios vivo, como le cuesta creer en todo lo que no se puede pesar y medir, como el amor, la confianza, la lealtad, la fe… . Es el Tomás que está muy ocupado, Tomás… no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Debía estar muy ocupado con sus trabajo o sus negocios, con sus preocupaciones o urgencias, no había tenido tiempo para ir a la comunidad con los otros discípulos, a ver qué había pasado con el Maestro cuyo cuerpo no sabían dónde se encontraba; estaba en otra, en sus preocupaciones, en sus afanes, preocupado de sí mismo y sus afanes, como muchos de nosotros cada día, y casi se pierde la  resurrección del Maestro.

Tomás que es valiente y dice cuando Jesús se acerca a su pasión "Vamos también nosotros, para que muramos por él". (Jn 11, 16). Ese Tomás somos también nosotros, uno de nosotros, uno como nosotros; muy de piel, dispuesto a todo, inconstante, pues  al lado de la cruz no había nadie, solo Juan. Esa inconstancia, inconsistencia, es la que lo aleja del Maestro cuando parece  que todo ha terminado, que el Señor ha muerto, que  ya no hay esperanza, y casi se pierde la resurrección. Es Tomás que no termina de entender al Maestro, "Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?".  (Jn 14, 5) Lo ve todo difícil, le parece un camino complicado seguir al Maestro, ser discípulo; cuestiona, un poco, todo lo que propone el Maestro y no está convencido de eso que llaman resurrección, sea también para él como dice Jesús. Se pierde  por los caminos del mundo moderno, por la multitud  de opiniones y sucesos, por las opciones que ve que toman otros que están a su lado, por los pluralismos que hoy afirmamos como distintivo de nuestra cultura,.. y se olvida del camino que ha conocido al lado del Maestro.                                                                                                                 
Pero Tomás no desechó el encuentro con el Maestro y supo reconocer la Vida Nueva, Resucitada, de quien tenía frente a Él. ¡Señor mío y Dios mío¡ Y comenzó a vivir como resucitado, discípulo, misionero y fiel hasta el martirio, llegando al Oriente, a la India, en su misión de pastoreo y evangelización.  Tomás un poco incrédulo; Tomás que quiere verificarlo todo; Tomás muy científico y moderno; Tomás un poco al margen de la comunidad, católico a su manera; Tomás valiente a quien el entusiasmo le dura poco; Tomás cuestionador y que duda en su camino como discípulo; Tomás muy ocupado para resucitar. Tomás que confiesa su fe y es testigo, mártir, de Cristo. Un poco como nosotros, aunque nos falta todavía ese testimonio fuerte que haga que nos  juguemos la vida por seguir al Maestro. ¡Felices pascuas, Tomás¡ Saludos.                                                 

                                        P. Esteban Merino Gómez, sdb.