“¡Hay tiempo para todo¡”
17
de julio de 2016 – 16° Domingo Ordinario
Ciclo Dominical “C” – San Lucas 10, 38-42
Desde siempre son las dos actitudes que muestran
y ejercitan la vida cristiana, los dos rasgos centrales de la espiritualidad,
los dos brazos de la cruz, el momento de la escucha y de la oración, la acción
y compromiso, en al lectio, los dos ingredientes con los que se va tejiendo
nuestra vida de fe: el contacto directo con el Señor en la escucha de su
palabra, en la oración y la acción, el servicio, las actitudes y acciones que
hacen efectiva, con el prójimo, la fe que proclamamos. Marta y María. La
diaconía y servicio, el tiempo de
silencio, de escucha y oración, sentados, con paz, delante del Maestro.
¿Es Marta más moderna y actual en un tiempo tan
acelerado, activo y desafiante como el nuestro? : «Señor, ¿no te
importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche
una mano.»… «Marta, Marta, andas
inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido
la parte mejor, y no se la quitarán.» Imaginemos una familia en la
hora de la tarde. Todos legan con prisa a la casa, del colegio, del trabajo, de
las tareas cotidianas; los jóvenes
quieren ir a visitar a sus amigos, están con su teléfono en las manos;
todos están ocupados. Llegan a la casa y están más acelerados y urgidos que
María. No tenemos tiempo para vivir. El papa francisco lo recuerda en su carta
sobre la familia: el ritmo de vida actual, el estrés, la organización social y
laboral, porque son factores culturales que ponen en riesgo la posibilidad de opciones permanentes de matrimonio (33)…
entre otras causas, porque los padres llegan a su casa cansados y sin ganas de
conversar, en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos,
y crece una gran variedad de ofertas de distracción además de la adicción a la
televisión. Esto dificulta la transmisión de la fe de padres a hijos. Otros
indicaron que las familias suelen estar enfermas por una enorme ansiedad.
Parece haber más preocupación por prevenir problemas futuros que por compartir
el presente. (50) No
tenemos tiempo para vivir; no tenemos
tiempo para la familia; no tenemos tiempo para Dios. No tenemos un minuto de
pausa para sentarnos, revisar nuestra vida y poder escucharlo en un momento de
silencio. Ni para una pausa dominical para le eucaristía. No tenemos tiempo en
la tarde del domingo para la familia,… «Marta, Marta,
andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha
escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»
¿Es María la anticuada, ajena a nuestro mundo,
por darse un tiempo de silencio delante de Dios? ¿Es que no valora el servicio
que el Maestro pide: lo que hagan a uno de estos pequeños lo hacen conmigo?
¿Tendría tiempo María de hacer esto en nuestras familias, en nuestra casa?. Es
cierto que nos parece más difícil en
nuestra época, tan acelerada, sentarnos y hacer una pausa para escuchar al
Señor. Es una de nuestras carencias y necesidades. Por ello que nos olvidamos
de Él, desconocemos su Palabra, nos alejamos de la comunidad cristiana, nos
aislamos de los demás y de Dios. ¿Es porque somos muy solidarios y estamos
siempre pendientes de los demás como
buenos samaritanos? Creo que no es así. No es la preocupación por el servicio a
los demás lo que nos ocupa y preocupa hasta el grado de olvidarnos de orar en
familia o personalmente, de participar en la eucaristía, de leer y escuchar la
Palabra de Dios, individualmente o en la comunidad. Simplemente lo estamos olvidando,
no lo consideramos indispensable, no tenemos la costumbre de hacerlo y nuestra
fe se debilidad y se muere. Marta y María viven juntas. Marta y María deben vivir
juntas: escuchar al Señor y
conversar con Él en la oración; servirle a la mesa y servirlo en los
necesitados. Marta
y María son hermanas. Las dos tienen que estar presente en la casa
de la Iglesia, en la casa de la comunidad, en nuestras casas; en la casa de mi
vida. ¡Hay tiempo para todo¡ Si una de ellas falta, falta un brazo de nuestra
fe. ¿Qué brazo le está faltando, que brazo me está faltando?. Saludos.
P.
Esteban Merino Gómez, sdb